23 abril 2007

Distribución de la riqueza | Ficha de trabajo Nº 4


FICHAS DE TRABAJO
Envío Nº 4 | Extractos de cuaderno de trabajo sobre DISTRIBUCIÓN

Fuente:
Amuyen - Espacio de Organizaciones Sociales / Programa Mercosur Social y Solidario / www.espacioamuyen.org.ar/distribucion

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LAS CUATRO CARAS
DE UN MISMO DESAFÍO

(parte 4)

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA
COMO DESAFÍO PARA
LAS ORGANIZACIONES SOCIALES


¿Qué tienen que ver las organizaciones sociales en esta historia?

Composición: Luciana Amado
Composición: Luciana Amado
  • Las organizaciones sociales (en todas sus versiones e identidades: comunitarias, solidarias, barriales, campesinas, de mujeres, de jóvenes -a veces llamadas ONGs, a veces organizaciones de base, a veces organizaciones de la sociedad civil, a veces “de la comunidad”-) han crecido y trabajado durante largos años. De una u otra manera, expresaron demandas, atendieron necesidades, contuvieron y promovieron personas, apoyaron procesos, desarrollaron proyectos. Sostuvieron a gran parte de los sectores populares y de la población en general para atravesar los años más duros de nuestra historia. Y vivir y resistir, a pesar de las condiciones duras, el ambiente hostil y las no pocas persecuciones en un marco de aislamientos e injusticias crecientes.
  • Aquí debemos reconocer: desde el movimiento de los derechos humanos a las organizaciones de desocupados; de las organizaciones campesinas a las ollas populares que luego fueron comedores; los grupos, organizaciones y redes de mujeres; el movimiento de desocupados y las asociaciones de vecinos; las cooperativas y emprendimientos; los grupos de trueque o las comunidades religiosas; y a los trabajadores de diversos gremios que afrontaron luchas y reclamos a lo largo de años fuertemente desfavorables y muchas veces cruentos.
    A todos ellos -si los miramos a la luz de los procesos descriptos más arriba-, es posible reconocerlos como ámbitos, canales, herramientas y dinámicas de expresión, organización y movilización colectiva que en cada etapa, expresaron el conflicto social, por un lado, y las posibilidades de expresarse de los sectores populares.
    (Es posible descubrir cómo el nacimiento concreto de cada organización social y de los distintos "tipos" y "generaciones" de organizaciones, surgieron en cada etapa, frente a un agravamiento de la crisis social, que en general siempre reflejaron profundizaciones de la desigualdad económica y agravamiento de la brecha en la distribución de la riqueza)
  • Así, además de canalizar la protesta, las organizaciones sociales expresaron: la posibilidad de acceder a formas de trabajo y de ingreso más allá del empleo formal asalariado, formas de generar inclusión y sociabilidad en escenarios de exclusión y marginación, formas de defensa de la vida amenazada por la represión, el gatillo fácil y la impunidad, formas de reconocimiento y de asunción de la diversidad ante discriminaciones y derechos negados o deficientemente reconocidos. Maneras de hacer presente la diversidad (aunque a veces esta diversidad dio "coartada" a la desigualdad). Formas de asumir la multiplicidad y variedad de la sociedad y los movimientos (aunque a veces hayan reproducido la fragmentación) y maneras de sostener las luchas y el horizonte colectivo (aunque muchas veces se hayan tenido que replegar a la contención y la resistencia, y en lo pequeño y lo particular).
  • Las organizaciones sociales son de hecho parte de la historia, el escenario y los procesos que se vienen describiendo. Si se asume que gracias a la movilización popular de fines de los ´90 (junto con otro conjunto de factores) se reabrió la posibilidad de reencontrarse con las capacidades, las posibilidades y los desafíos políticos de la sociedad, entonces las organizaciones sociales están en el medio de estos desafíos y tienen tareas propias que reconocer y asumir en esta etapa.

Las organizaciones sociales:

Canalizaron la solidaridad

= >

hoy pueden promover y profundizar la justicia

Expresaron la lucha contra el miedo

= >

hoy pueden expresar la apuesta a ser felices

Garantizaron la posibilidad de sobrevivir

= >

hoy pueden abrir y ampliar la oportunidad de vivir

Sostuvieron la resistencia

= >

hoy pueden proyectar las propuestas y las apuestas
de una sociedad más justa.

Fueron en muchos casos el lugar del arrinconamiento y las estrategias de contención de los sectores populares, pero también lugar de constitución de la fuerza del movimiento social y de los sectores empobrecidos reconociéndose pueblo y ejerciendo ciudadanía democrática.
Dar estos pasos supone un gran esfuerzo, porque implica asumir los propios límites y lanzarse a lo nuevo. Supone superar -pero también dejar atrás- prácticas que durante muchos años no sólo fueron útiles, sino que además se constituyeron en una identidad de las mismas organizaciones y en fuente de sentido para la vida de muchos hombres y mujeres comprometidos.

Supone revisar los avances, los estilos de trabajo y los resultados de la acción.

Y supone asumir una etapa de recreación, en condiciones muy exigentes y a la vez muy entusiasmantes (y viceversa): reencontrarse con la política y con más amplias y fuertes posibilidades de incidir en el propio destino y en los destinos de la sociedad y el país.

Es redefinir los roles e identidades, los aliados y el sentido de la propia acción.
Para las organizaciones sociales,

  • Reencontrarse con la cuestión de la distribución de la riqueza es hallarse y reconocerse en una nueva calle de la arena pública, en una coyuntura histórica y en un momento donde lo que aparece como desafiante no es sólo ni tanto la fuerza del sistema y de los adversarios sino especialmente y sobre todo la posibilidad de transformar el primero y enfrentar y condicionar a los segundos...
  • haciéndose cargo de unas oportunidades, unas posibilidades, unas capacidades y un poder propio...
  • que las responsabiliza ante sí mismas y ante la sociedad toda.

LA CUESTIÓN DE LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA POLITIZA A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES

Este "reencuentro" es un proceso de politización: de reconocer, explicitar, asumir y proyectar la dimensión política de las prácticas

Es un proceso en el que hay que dejar atrás la "agenda neoliberal": empezando por desandar la fuerte tendencia a ser "anti estado" que se fue internalizando de la dictadura para acá (lo cual es algo totalmente diferente a volverse "oficialistas", pero también algo muy distinto a ser "indiferentes" o simplemente "complementarios" del estado).
Es una dinámica que supone:

  • superar la desconfianza hacia la política y volver a asumirla como algo que "no es de otros" sino que es propio;
  • el esfuerzo de pensar y trabajar en escala (en tiempo y cantidad, en alcance y profundidad);
  • reencontrarse más ampliamente con la dimensión del "poder" y "los intereses" (después de décadas de considerar al poder como "lo malo" y a la acción social como "solidariamente desinteresada");
  • encontrar denominadores comunes que permitan superar la fragmentación y la dispersión;
  • transitar territorios ambiguos y contradictorios, como cualquier territorio de política y de creación;
  • combinar el protagonismo que alimenta y anima la participación en y desde las organizaciones sociales con la representatividad que es necesario construir para intervenir en escenarios más amplios y en la arena política democrática.

En síntesis, y sobre todo:
Asumir la cuestión de la distribución desde las organizaciones sociales supone e implica reconocer y construir poder social para sostener proyectos de sociedad donde la distribución de la riqueza sea más justa y, al mismo tiempo, la democracia más amplia.
Un proyecto de distribución de la riqueza tiene costos: no sólo económicos, sino también políticos. Estos "costos" se afrontan con fuerza social que, en una sociedad como la nuestra, necesariamente, debe ser compleja, plural, amplia y de largo aliento. No se resuelve con ser oficialistas u opositores. No se termina con la disyuntiva de protestar o adherir. No se genera con una sola herramienta. No se salda en un solo tiempo. No se hace desde un solo lugar. No se explicita, en un solo "idioma". No lo puede hacer ningún actor por sí solo.
Necesita decisión y voluntad, pero también fuerza, inteligencia y creatividad. Necesita mucha política.
Si esto es así, la manera en que las organizaciones pueden implicarse en este desafío de la Argentina como un desafío propio, nos invita a:

  • ver la especificidad del aporte
  • ver las exigencias del escenario
  • ver la diversidad de frentes y necesidades
  • ver la complejidad de la propuesta

En términos de procesos, de camino, de transformaciones, todo esto tiene implicancias metodológicas y pedagógicas hacia el interior de la construcción y las prácticas de las organizaciones sociales:

  • Necesitan reconocer en qué puntos de su propia experiencia y de aquellos sujetos y objetivos por los que trabajan y luchan, aparece "el cruce" con la cuestión de la distribución de la riqueza.
  • Reconocer y explicitar las formas en que las cuestiones de la pobreza, o de la situación de las familias o los barrios, o cuestiones sectoriales, tienen como denominador común la cuestión de las fuerzas y condicionantes que estructuran de cierta manera la distribución de la riqueza, y poder generar un discurso, unas estrategias de articulación y organización para enfrentarlas en común.
  • Reconocer las políticas públicas ausentes o presentes que implican distribución de riqueza y asignación de recursos y oportunidades, y demandarlas, proponerlas y exigirlas.
  • Reconocer la dimensión política de la economía y las implicancias sociales de la política.
  • Reconocer en el escenario los sectores sociales, los actores económicos, los discursos ideológicos que sostienen la concentración de la riqueza y la inequidad en la asignación de recursos y políticas, naturalizando la desigualdad y reproduciéndola con proyectos, acciones y palabras. Significa trazar una frontera respecto a los que en esa contienda son los adversarios: especialmente de los grupos económicos concentrados y los sectores dominantes de la sociedad.
  • Revisar sus modos de relación con el estado y los gobiernos que lo conducen en todas sus facetas, niveles y expresiones (poder ejecutivo, legislativo, justicia, nivel nacional, provinciales y municipales, partidos políticos, organismos descentralizados) y preguntarse si son congruentes, si son los necesarios o si hay que modificarlos para incidir en la distribución de la riqueza).
  • Replantear el tipo de discurso y práctica que tienen hacia otros actores sociales y hacia el conjunto de la sociedad: qué función están cumpliendo; qué imagen y mensaje proyectan pasiva o activamente; qué callan, qué dicen y qué más pueden decir y de qué manera, sobre esta cuestión central que es la distribución.
  • Reconocer sus acciones y su historia en el marco y en el horizonte del conflicto social por la distribución de la riqueza.

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