06 abril 2011

¿Desde qué zapatos?

Un acercamiento a la cuestión de las políticas públicas: al rescate de la “carne” política de un tema en el centro de la agenda (parte 3 de 5) [1]

Néstor Borri *

3. Desde qué zapatos reflexionar

Si queremos comprometernos políticamente, y efectivamente pensar en clave política y pública las políticas publicas, hay que sacar la cuestión de sus definiciones técnicas y mercantiles por un lado. Y, al mismo tiempo, ponernos en los “zapatos de los otros”, de la población en general. Ver las realidades desde sus vidas, sus trayectorias. ¿Por qué? Porque los “militantes” somos gente rara y somos pocos. Y muchas veces tenemos la fantasía de que el mundo está hecho gente que ve las cosas como nosotros. Y, además, suponemos que eso es lo ideal. Sin embargo, en primer lugar, eso no es posible; y, en segundo lugar, si se concretara sería, sino una pesadilla, acaso algo bastante poco ideal. Pensamos política y políticas públicas para y desde el conjunto de la ciudadanía, y muy especialmente desde la perspectiva de las organizaciones populares. Y no desde los pequeños círculos de convencimiento, de lucidez o de ideología en los que fácilmente quedamos encerrados y, a veces, presos. Lo mismo pasa muchas veces en las organizaciones sociales: las organizaciones son y serán siempre una parte, incluso pequeña, de la sociedad. Si pensamos una sociedad donde todos “participan en organizaciones”, erramos. Eso no va a suceder. Y no tiene por qué suceder ni necesariamente es “bueno” o “bello” que suceda. Una cosa es tener pertenencia colectiva, otra muy diferente “participar en organizaciones”

Todo esto va a cuenta de ubicar un horizonte y un lugar ético y de conocimiento para pensar las políticas públicas. En el sentido de asumir que las personas quieren vivir, no tienen necesariamente ideas y convicciones formuladas en los términos excepcionales, no habituales, en que solemos formularlas.

Entonces, más vale asumirse como una minoría, una parte que tiene una responsabilidad para con una mayoría que piensa en su felicidad. El tema es que nosotros tenemos la oportunidad, el desafío y también la exigencia de pensar la felicidad colectiva, la trama de decisiones políticas y especialmente estatales que la sostiene, en este momento de la historia.

Una vez que estamos ante las políticas públicas como haces, como manojos, abanicos, conjuntos, secuencias, tramas de decisiones por las cuales el Estado, respondiendo a demandas sociales, asigna recursos (financieros, materiales, institucionales, organizativos y simbólicos) a los actores y sectores de la sociedad; y una vez que reconocemos nuestro lugar ético y político respecto a las mayorías populares;podemos abrir preguntas con mejor perspectiva.

¿Qué actores y sectores de la sociedad formulan las demandas? ¿Cuál es la clave política para formular eso? Hay una cosa cognitiva, podemos decir epistemológica que se plantea acá: que no hay sociedad de por sí, sino que lo que efectivamente hay es pelea y disputa para definir qué es la sociedad y cuáles demandas pueden ser consideradas legítimas. Entonces, la felicidad misma queda conflictuada por distintas definiciones de sectores sociales, con múltiples disputas de recursos materiales y simbólicos que la sostiene. Ése sería un círculo para pensar.

[1] El presente texto es la ampliación y desarrollo de una intervención realizada en un encuentro de formación política para jóvenes en el marco del ciclo Memoria, Derechos Humanos y Prácticas Políticas llevado adelante por el Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos La Perla (Córdoba), el Centro Nueva Tierra y la iniciativa Cátedras Populares del Ministerio de Desarrollo de la Nación.

* Centro Mapas pedagogía/política www.mapas.org.ar nestorborri@gmail.com-

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