18 octubre 2007

DOSSIER: Elecciones Argentina 2007

 

Elecciones Argentina 2007

 

¿QUÉ ELEGIMOS?

 

El actual periodo electoral invita a ponerse en el escenario siguiente. Lo hace en un camino pungido por episodios nacionales y provinciales que evidencian la complejidad del momento. En una situación en la que las cartas parecen estar echadas, qué se va a elegir depende de las intervenciones que se puedan sostener después. La sociedad argentina se ve desafiada a reponer y sostener una mirada amplia y profundamente política del voto y las elecciones.

El país tiene pendiente, y a la vez en ciernes, el desafío de recrear su vida política. La propuesta a intervenir en el escenario político actual desafía a hacerlo con una mirada histórica, fuertemente humana, conciente de las posibilidades, pero también de los límites. Una mirada de actores, no de espectadores. De ciudadanos, no de víctimas. Protagonistas de la democracia capaces de levantar la mirada y ponerse en los escenarios próximos con realismo, imaginación y apuestas.

 

Índice

 

Arenas, agendas, actores. 2

VOTO A LA POLÍTICA Interrogantes y aportes para estas elecciones. 4

Entrevista a Hugo Yasky, Secretario General de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) / “Nuestro pueblo continúa en una búsqueda de transformación social” 7

Entrevista a Victorio Paulón, Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (OUM) Villa Constitución (Santa Fe) / “Es tiempo de construir un programa histórico desde el movimiento obrero” 9

Entrevista a Mabel Gabarra, dirigente de INDESO Mujer (Rosario, Santa Fe) / “Trabajar por una participación que vaya más allá del voto” 10

Entrevista a Silvia Herrera, dirigente del Instituto de Cultura Popular (INCUPO) / ”Hay necesidad de mirada crítica” 11

Conversaciones. 12

Sociedad, Distribución del Ingreso y Futuro. 12

Candidatas. 13

El ejercicio de elegir 13

Identidades y representaciones políticas. 14

El tiempo por venir 15

Fuera de agenda. 15

Protagonismo de las organizaciones sociales  Se trata de construir representatividad política. 16

Partidarios de vivir 18

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Arenas, agendas, actores

 

Por Néstor Borri y Fernando Larrambebere *

 

En una situación en la cual las dudas no son centralmente sobre “quién ganará” las próximas elecciones, aparece la oportunidad de enfocar las energías y las reflexiones en interrogarnos y buscar caminos con respecto a qué vamos a elegir. No se trata de lo mismo: es mucho más que solamente atisbar quién ha de ser el próximo presidente, o cuál ha de ser el próximo elenco gubernamental. Más bien, teniendo en cuenta todo esto, lo que está en juego y es necesario preguntarse –y “responderse” parcialmente con el voto– es qué procesos será posible –y, como supuesto, cuáles consideramos necesarios– habilitar, y en qué condiciones y escenarios habrán de construirse propuestas y actores según sea el resultado de la elección: otra vez, no sólo quién gane la presidencia, sino todo el escenario, que ya se viene desplegando, por cierto, con las elecciones provinciales.

 

***

 

Frente a las voces que dicen que no hay recambios en la escena política y en las clases dirigentes, entendemos que sí los hay: la arena política del país tiende a rediseñarse y eso tiene que ver con muchas otras cosas además del cambio (o no) de nombres y dirigentes. Las fronteras entre partidos no son las mismas que en la década anterior. Tampoco lo son los vínculos internos y las relaciones de fuerza. También hay reacomodamientos en las fronteras y relaciones entre los partidos y la sociedad, los movimientos sociales, las nuevas dirigencias (más allá de las valoraciones que hagamos de ellas). El hecho de que el peronismo aparezca como significante común de todo el espectro político no debe impedir ver lo cambios en curso, sino más bien invitar a ver su densidad e intensidad sin quedarse en la vulgata mediática, y viendo también sus limites. Respecto a las miradas que plantean la existencia de “hegemonismos” entendemos que más bien sucede que existen dificultades para construir democrática y viablemente la hegemonía que cualquier iniciativa y proceso de gobierno necesita. Por otro lado, aparecen ciertas dificultades y torsiones, y torpezas  también que tienen que ver con la necesidad y el desafío de construir un a hegemonía compleja. Todo eso en ausencia o fuertes déficits de un poder social y un a consistencia societal, organizativa institucional y política que pueda traccionar esas construcciones en torno a intereses más ampliamente democratizadores y distributivos. En este mismo marco, se agravan las dificultades cando en alg un a medida, un a gran parte de la oposición disputa por fuera de lo partidario (por ejemplo, tiende a elegir a disputar en el campo de lo mediático y con un discurso entre la “moral” y la noticiabilidad lo que no puede disputar en la agenda política misma).

Lo partidario hoy llega con diferentes nombres –ya no es más sólo, ni tanto, justicialismo y radicalismo, si no Frente para la Victoria, Coalición, Pro…– que no coagulan todavía del todo en la arena política. Nombres que se van sucediendo rápidamente buscando un a identidad que los estructure. Nombres distintos que, quizás con menos claridad que la que las miradas simples desearían, expresan ideas distintas. Estamos en un momento interesante en el que se renuevan las identidades partidarias: no están consolidadas, pero sí existe un conjunto de tendencias  que marcan las posibles  fronteras sobre las cuales futuras identidades partidarias  y mas ampliamente bloques sociales pueden construirse. Esto sucede al tiempo que otro tipo de intereses y condiciones entran a redefinir el m un do de los que batallan en la escena política: las necesidades que, a un que menguadas y mediadas, exigen a lo político los cambios en el modelo de acumulación, en los discursos y prácticas de construcción de legitimidad y en las miradas que se proponen sobre las reglas de juego generales de la sociedad. Respecto a esto, en muchos casos encontramos que quienes prefieren   señalar que “nada cambió”, suelen ser los mismos que quedan desubicados y fuera de juego no sólo ante los hechos, sino ante la sola mención discursiva de que algo está cambiando (más allá incluso de la valoración  y la direccionalidad de los cambios mismos).

En esa línea, tres cortes atraviesan la recomposición del escenario. En primer lugar, el  que tiene que ver con el perfil y rol del Estado. En segundo lugar, el peso de los intereses –pero también de las necesidades de ciertos sectores del capital en el actual contexto económico- y, en tercer lugar, el grado de ampliación o de disciplinamiento que se espera tenga la puja distributiva en Argentina.

 

***

 

Aparece, y existe sin duda una tendencia a la inclusión. Afirmar o reconocer esto es algo más complejo que reconocerse oficialista u opositor. Porque se trata de un a cuestión con varias aristas: un alivio y un cierto –pero no desdeñable– efecto distributivo después de la gran crisis, que en todo caso no anula las asignaturas pendientes al respecto pero ciertamente existe. También un a forma diferente de generar riqueza, que abre y no puede evitar que se consolide la puja por el salario, ya que en esta etapa modelo requiere, incluso para generar ganancias concentradas y asimétricas, un a participación diferente de los trabajadores que el  de la década anterior. Además, un a necesidad de cierta distribución que permita mantener relativamente cohesionada a la sociedad y, en diferentes medidas, atemperar la pobreza y la exclusión. Por último, pero no menos importante, aparecen medidas concretas que manifiestan un a voluntad que es deseable se amplíe y profundice- de equilibrar diferente el reparto de los costos e ingresos de los sectores sociales, tanto desde el Estado como desde los sectores populares y sus organizaciones. 

 

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Coexisten el desafío de la construcción de un a hegemonía  compleja, al tiempo que un gobierno “ganador” pero relativamente débil, que necesita construir su poder (la construcción de hegemonía forma parte de la naturaleza misma del ejercicio del poder, y es notorio que muchas de las críticas que se le hacen en muchos casos vienen de aquellos que quieren que se reparta el poder por “gracia de Dios” o por derecho de propiedad, para no perder sus privilegios y  no precisamente para garantizar la democracia, más allá de la retórica “republicano” o de “diálogo” que utilizan).

El desafío mencionado vale, en primer lugar, para cualquier direccionalidad de proyecto que se quiera sostener. En segundo lugar, vale “de abajo hacia arriba” y de arriba hacia abajo”. No se puede esperar- ni suponer, ni analizar o proyectar en términos de -  un a construcción que vaya en un solo sentido. Además de esto, esta construcción compleja debe atender a que necesariamente se tratará de un período más difícil, y mirar al mediano plazo.

¿Cómo sostener un proyecto o un a intervención en la disputa electoral que efectivamente la trascienda? No sólo para estar en victoria, sino para estar en la política. La política es las dos cosas: si se quiere tener un proyecto a largo plazo y realista, es necesario tener “frentes para la victoria” y frentes (y proyectos y motivaciones) para atravesar las victorias y los logros parciales.

Lo que se somete a elección, como se dijo al principio, no es sólo un presidente. Se elige las posibilidad de diferentes relaciones de fuerza, relativas, valga la redundancia, pero no insignificantes.

 

 ***

 

No es menor preguntarse también por todo aquello que queda fuera de lo que se puede elegir o no en esta votación. Aquellos factores que actúan –resultan-  justamente como “fácticos” y que no entran ni en las opciones, ni en las propuestas, ni son decidibles en la urna. Aquello que hay que enfrentar o transformar con poder social, gestión y acción de gobierno y de sociedad y de democracia. Preguntarse qué opciones no están, qué cosas hay que traer a ser disputadas políticamente. Cómo ampliar la democracia: la politización de sectores, temas y cuestiones. Qué traer a la agenda, a la arena y con los actores Qué no está hoy, pero que podría estar presente, ser “traído” en un o u otro escenario según como se elija en este mes de octubre.

Lo mismo vale para aquello que aparece en el discurso, pero espera ser llenado de contenido, planteado con más fuerza en las batallas, debates y propuestas, y sobre todo, sostenido en contiendas de actores que están más allá y más profundamente que lo que admite en su seno y secuencia un escenario electoral.

 

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En el voto se elige no sólo quién va a representar, sino las opciones de ir construyendo otros tipos de representaciones y de representatividad.  Otras   formas del mandato y de la autocomprension de la sociedad misma Esto también hay que elegirlo y “meta-votarlo” en otros campos y coyunturas que no son el momento de la elección del 28 de octubre, en otras secuencias y con otras herramientas menos evidentes pero igualmente fundamentales.

La representatividad no se construye sólo de abajo para arriba, sino también de arriba hacia  abajo. Pero, además, se construye “hacia los costados y en diagonal” : se trata de construir la articulación y la consistencia de actores  –disputar intereses y efectivizar propuestas, mantener abiertos conflictos y graduar avances y retrocesos, tácticos y estratégicos de cara a proyectos que n un ca están del todo terminados antes de ponerse a rodar  de manera incipiente.

Lo simbólico también está y estará en juego. Si acaso vamos a tener un a mujer presidenta – y mas de un a candidata por cierto-  no es menor en cuanto a las representaciones que se mueven –desde ya- detrás y delante de esto.

 

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Junto con esto, vale tener a la vista los próximos cuatro años en lo que se refiere a la posibilidad de disciplinar los poderes que siempre “escapan” o intentan escapar de la democracia: el capital concentrado, las fuerzas armadas, sectores jerárquicos de la Iglesia católica y un a parte de los medios. El esfuerzo de “disciplinarlos” en términos de acotarlos al tiempo que incluirlos en las reglas de la democracia siempre se recuesta sobre un límite delicado. Pero es necesario hacerlo.

Tener un a agenda más rica, con los conflictos que necesitamos ; tener un a arena más amplia y abierta, con los escenarios de contienda que están pendientes  y tener actores con la consistencia que hace falta para construir a mediano y largo plazo un proyecto con más democracia y más distribución: todas cuestiones que trascienden ampliamente la coyuntura electoral y el hecho del voto, pero que al mismo tiempo están tan fuertemente tramados y anclados en lo que éste hace (en el) presente: la voluntad, las condiciones y la posibilidad , tan limitada y opaca como histórica y real, de ejercer en igualdad la soberanía, la decisión y la libertad.

 

* Centro Nueva Tierra. Coordinación Proyecto Escuelas de Ciudadanía

 

 

VOTO A LA POLÍTICA
Interrogantes
y aportes para estas elecciones

 

En estas elecciones, en esta etapa de la Argentina, ¿en qué medida y en qué condiciones el voto democrático puede ser una oportunidad o una restricción para reencontrarse con la política? ¿Cómo puede ser un medio para intervenir en la historia, en los destinos de una sociedad y en la construcción de un proyecto de país? ¿En qué medida puede ser eso y en qué medida debemos aceptar que no lo será?

Los siguientes interrogantes buscan aportar al desarrollo de una mirada efectiva y profundamente política del actual periodo electoral. Y seguir creando las condiciones para preguntarnos juntos la pregunta política por excelencia: ¿Qué podemos preguntarnos juntos?

 

Por N.B. / F.L. / Sebastián Prevotel

 

1. ¿Qué puede pasar después del voto?

 

Una pregunta clave pare estas elecciones que pone a prueba nuestra capacidad para ponernos en el escenario siguiente. Un interrogante que invita a dimensionar qué significa votar, y qué significa para la Argentina en la etapa actual.

 

¿Cuáles son los posibles escenarios siguientes? ¿Qué podemos hacer para impactar -al menos parcialmente- en lo que será el próximo escenario de la democracia?

 

Además de candidatos o propuestas de gestión y administración, se eligen sobre todo las posibilidades para la democracia, la cancha en la que podremos o no seguir disputando la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Tener esto en cuenta implica:

 

  • Preguntarse qué procesos, actores, límites u oportunidades pueden habilitarse -o no- con uno u otro candidato o fuerza política en el estado. En vez de ver a los sectores populares como un sujeto constituido de antemano, se trata de mirar, imaginar, proyectar la medida en que estos pueden constituirse como actores relevantes y significativos en relación al tipo de conflictos que se presenten como espacios de intervención en los escenarios próximos.

 

  • Preguntarse también cómo uno u otro candidato puede marcar más o marcar menos la cancha a unos u otros intereses. Los empresarios y los grupos de poder concentrado no son los únicos con intereses: las organizaciones sociales, los sectores populares, por ejemplo, también tienen intereses. (Hablar de "intereses" no implica necesariamente intenciones espurias y oscuras. Del mismo modo que tampoco se trata de elementos puros y homogéneos. Como históricos que son, los intereses van a ser siempre contradictorios e inerradicables de la vida social.) ¿Cómo construir las condiciones para asumir esto? ¿Qué opciones existen para un escenario y unos actores permeables a los intereses de los sectores populares en Argentina? ¿Cómo hacer efectivo un estado y unas políticas públicas tensionadas por intereses democráticos?

 

4Mirar en perspectiva, tanto hacia atrás, como hacia delante. Considerar qué significa la elección de uno u otro candidato en el marco de una historia compleja. Y de procesos que no se agotan en los resultados de una elección (porque hay otros procesos y formas de hacer política democráticamente, y porque apostamos a que habrá otras elecciones a las que se llegará atravesando las actuales).

 

Hay democracia en la medida en que hay posibilidades de asumir sus propios límites y conflictos (históricos, humanos) y trabajar sobre ellos. Desafío que llama a la imaginación y el realismo político para la incidencia en los escenarios próximos.

 

¿Cómo nos vamos a mover y con qué relaciones, riesgos, límites y oportunidades en estos escenarios posibles?

 

Más inmediatamente: ¿Cuánto de lo que reflexionamos y decimos en torno a la coyuntura electoral lo estamos pensando en estos términos? ¿Cuánto pensamos "nosotros" y cuánto "otros" piensan por nosotros?

 

2. ¿Qué se elige?

 

Además de la pregunta sobre "a quién vamos a elegir", el "qué" tiene mucha relevancia en la democracia y más aún en la etapa actual de nuestro país.

 

¿Qué escenarios se elijen?

¿Qué futuras decisiones o posibilidades de decidir?

¿Para quiénes?

¿Qué proyectos de país?

¿Qué posibles Estados? ¿Qué ministerios?

¿Qué tipo de gestión?

¿Qué políticas públicas? ¿Qué beneficiarían a quienes?

¿Qué tipo de relación entre los actores sociales?

¿Qué relaciones entre estado y sociedad?

¿Qué maneras de intervenir en los conflictos centrales del país?

¿Qué posible distribución de la riqueza puede elegirse?

 

Por otro lado, un dato no menor de las elecciones actuales es, en términos de cantidad, lo mucho que estamos eligiendo. Tanto a nivel nacional, como  en las provincias y localidades, el número de cargos que se renuevan y de áreas del Estado que están en juego es muy grande. También podemos preguntarnos en este sentido qué elegimos y qué elegiremos.

 

Elegir, en política, tiene mucho de apuesta. En el juego democrático no hay elecciones absolutas, siempre queda un resto, un margen, de indefinición que nos desafía a generar las condiciones y a intervenir en los procesos para hacer posible aquello que elegimos.

 

 

3. ¿En qué proceso histórico se insertan estas elecciones y qué "historias" las atraviesan?

 

Se trata del proceso histórico en el cual se insertan estas elecciones. Cuando decimos "estas elecciones" podemos ver puntualmente las de octubre de 2007 o -más bien- el largo periodo de elecciones que viene siendo este año. Podemos ver también el largo periodo que venimos teniendo posteriormente al 2001 o aquel, más largo todavía, que venimos teniendo desde la reinstauración de la democracia en 1983.

 

Nos cuestionamos acerca de los procesos históricos. Preguntarse estos cómo dan sentido a las elecciones y, a la vez, son dotados de sentido por ellas, implica ver lo puntual y ver también en términos de procesos.

¿Qué condiciones y capacidades tienen nuestras organizaciones para levantar la mirada, ver hacia atrás, hacia delante, ver lejos? ¿Es posible construir mirada de largo plazo? ¿Bajo qué condiciones? ¿A qué costos?

 

¿Qué significa la etapa actual del país vista desde este 2007? ¿Qué significa ver esto desde diciembre de 2001? ¿Qué significa desde una mirada que considere el camino democrático recorrido desde 1983? ¿Y desde más atrás?

 

¿Podemos dar cuenta de las luchas y relaciones de poder que atraviesan este periodo democrático? ¿Qué disputas y conflictos aparecen como significativos? ¿Qué dicen y qué nos dicen en el marco de las elecciones actuales?

 

¿Cómo ver los procesos que se habilitan desde la perspectiva larga y profunda de necesidad de reconstituir poder social y movimiento popular respecto para sostener proyectos de país, de democracia, de estado, de distribución de la riqueza?

 

 

4. ¿Qué preguntan y qué preguntas habilitan los candidatos?

 

Además de ver qué van a hacer los políticos si son elegidos o no, es necesario e importante ver qué procesos pueden habilitar o bloquear. En buena medida, la política tiene más que ver con la capacidad de generar preguntas que de dar respuestas. Los interrogantes que abren o cierran -o propician a abrir o cerrar- los distintos candidatos con sus acciones y discursos tienen relevancia.

 

¿Qué preguntan los candidatos? ¿Qué se preguntan? ¿Qué nos preguntan?

¿Qué tipo de preguntas, inquietudes, interrogantes se plantean a través de sus discursos y sus acciones?

Las preguntas no siempre aparecen explícitamente, entre signos de interrogación: ¿Sobre qué cosas y temas los candidatos comunican inquietudes y buscan inquietar, con-mover? ¿Sobre qué cosas no?

¿Qué preguntas habilitan? ¿Quiénes son esos otros que pueden preguntárselas y preguntarlas? ¿Qué actores y sectores pueden preguntarse sobre qué temas?

¿Qué poder pueden tener una vez elegidos para hacer uno u otro cambio, para implementar o no cierta política, para responder a uno u otro interés?

 

¿Qué relaciones se establecen entre candidatos,

propuestas y supuestos?

 

 

5. ¿Qué actores pueden constituirse o adquirir mayor relevancia en el próximo escenario (dependiendo del resultado de la elección)?

 

¿Qué pasaría con los actores sociales y políticos en el caso de elegirse uno u otro candidato?

¿Qué condiciones habría para constituir o recomponer actores de cara a la democratización y la distribución de la riqueza?

 

 

6. ¿Qué otras formas de elegir y de participar, de intervenir e implicarse, es posible sostener además del voto?

 

Además de la elección de representantes para la conducción del estado, está en juego el funcionamiento del estado mismo, más allá de quienes lo conducen. Es un tiempo de elegir candidatos, pero también de elegir quienes van a gestionar la construcción de ciertos escenarios además de tomar ciertas decisiones.

 

Más ampliamente, está en juego qué tipo de representatividad somos capaces de construir y sostener; cuestión que no depende tan sólo del voto como mecanismo democrático (de hecho, hay actores y sectores de poder que no necesitan votar para condicionar el estado).

 

7. ¿Cómo y en qué medida es posible influir en los diferentes modos de funcionamiento del estado por medio del voto?

 

¿Cómo puede la elección por medio del voto intervenir en la reconstrucción del estado democrático?

 

Un punto de partida puede ser preguntarse qué ha cambiado y qué no en los últimos años. ¿Qué ha cambiado y qué no en la relación entre los niveles del estado (nacional, provincial, municipal/local) y los poderes del estado (ejecutivo, legislativo, judicial)? ¿Qué más puede cambiar con estas elecciones?

 

En política, son las relaciones las que definen los términos. Así, si por ejemplo los dirigentes a nivel nacional siguieran siendo los mismos, no podríamos decir "seguimos igual" si las disputas y dirigencias locales han cambiado, si el contexto internacional cambia, si los actores del escenario cambian. Del mismo modo, una provincia puede no cambiar de signo político o de gobernante y aún así el escenario puede ser nuevo.

 

Esto supone ver diversos recortes y relaciones:

§         Los poderes del estado.

§         Los niveles del estado.

§         El aparato estatal y el gobierno.

§         El poder político no estatal.

§         El poder estatal no político, más allá de las elecciones, las burocracias y tecnocracias.

§         Las redes de poder.

§         El poder "más que político" y "no político".

 

 

8. ¿Con qué mecanismos de elección contamos?

 

A nivel nacional, provincial, local:

 

¿Entre quiénes se puede elegir y quiénes se pueden candidatear? ¿Quiénes pueden elegir? ¿Qué condiciones hay para elegir y candidatearse? ¿Cómo son las proporciones en términos cuantitativos?

 

Distinguir entre la posibilidad de votar y la distancia que hay con la posibilidad de constituir las opciones entre las que se votan, implica preguntarse por nuestra cultura política y por la institucionalidad democrática. Y por las posibilidades/imposibilidades de intervenir constructiva, creativa y democráticamente en ambas.

 

 

9. ¿Cómo se hace presente en las elecciones el tema de la distribución de la riqueza y del poder?

 

En el discurso de los candidatos,

en los medios,

en las propuestas,

en nuestro propio discurso sobre las elecciones,

en las razones para elegir…

 

¿Qué estamos proponiendo al respecto (personalmente, desde nuestros espacios y organizaciones, como dirigentes y animadores)? Y en el mismo sentido: ¿Qué estamos leyendo?

¿De qué podemos dar cuenta (dar-nos cuenta, contar, narrar, hacer narrable)?

 

 

10. ¿Qué es posible "capitalizar" para el escenario siguiente?

 

Más allá de la victoria o la derrota, más allá de la participación directa o indirecta:

 

¿Qué aprendizajes sacamos en limpio?

¿Qué relaciones? ¿Qué estructuras y qué participación en ellas?

¿Qué fronteras y posibilidades en nuestra cancha de juego? ¿Qué próximos pasos?

¿Qué mapas para la acción? ¿Qué herramientas? ¿Qué prioridades? ¿Qué nuevas apuestas y desafíos?

 

 

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Entrevista a Hugo Yasky, Secretario General de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)

“Nuestro pueblo continúa en una búsqueda de transformación social”

 

–¿Qué lectura hace del escenario político para estas elecciones?

 

Todavía estamos viviendo la continuidad del movimiento de las capas geológicas del mundo político que significó la crisis del 2001. Todavía siguen existiendo reacomodamientos y resquebrajamientos. Pero aún no se llegan a expresar, desde las diferentes construcciones políticas que presenta el mapa electoral, las demandas de transformación que apuntan a garantizar mayores niveles de justicia social, democratización y recuperación de la autonomía nacional de nuestro país.

 

–¿Qué posibilidades se habilitan para la sociedad en su conjunto y las organizaciones sociales?

 

Existe una agenda social que tiene como eje una distribución más justa de la riqueza y la recuperación del Estado como instrumento de expresión de las demandas populares como elementos centrales. Como dinámica movilizadora de las organizaciones sociales, tanto la expresada a través de los conflictos sectoriales –protagonizados por organizaciones sindicales vinculadas con el tema de los convenios y los salarios–, como también la de organizaciones sociales que se expresan en cuestiones tan diversas como la defensa del medio ambiente, la defensa de la educación pública, las reivindicaciones concretas de los distintos barrios. Y hay otra sintonía por la que transcurre el discurso de la política electoral y que no siempre tiene puntos de contacto con esta realidad que subyace.

De todas formas, hay resultados electorales que son como temblores que de alguna manera están preanunciando que nuestro pueblo continúa en una búsqueda de transformación social y de profundización de esa transformación social. Por su lado, los factores de poder no logran recuperar la capacidad de establecer el sentido común en su discurso dominante.

 

–¿Cuáles son los posibles escenarios siguientes? ¿Cómo podemos incidir en él?

 

Vamos a estar en un tiempo político que, en América Latina, marca una sincronía de procesos populares que buscan nuevas formas prácticas de la democracia y –sobre todo– del intento por recuperar el sentido social y el contenido social de las políticas en el seno de nuestras sociedades. Entiendo que ese tiempo es como una flecha que está en el aire. Todavía ese impulso sigue abriendo la potencialidad de una profundización de la transformación.

Al mismo tiempo, aparecen signos claros de que los grupos dominantes y sectores vinculados a los grupos de poder empiezan a intentar recuperar la iniciativa para poner freno a esos procesos. Lo vemos en Bolivia, en Brasil, en Venezuela y de alguna manera, aunque con más contradicciones, esta suerte de fuerzas encontradas se encuentran también en nuestro país. El proceso que se abre ante nosotros contiene potencialmente la posibilidad de profundización y avance de las demandas de los sectores populares, pero del mismo modo va a enfrentar una contraofensiva tendiente a encajonar la gobernabilidad en el marco de las políticas que tradicionalmente signaron las últimas décadas de nuestra historia, en la Argentina.

En ese sentido, algunos sectores empresarios secundarizan el resultado electoral y comienzan a plantear un programa de restauración de lo que eran las lógicas neoliberales. Ajustes tarifarios, ponerle techo al gasto fiscal, recomponer el frente externo arreglando con el Club de París y los tenedores de bonos de deuda externa. Aparece todo un programa que secundariza lo electoral y pretende marcar el rumbo de una suerte de restauración del neoliberalismo.

 

 

–¿Qué otras formas de elegir y participar, de intervenir e implicarnos, podemos sostener además del voto?

 

Aquí es clave el papel de la movilización social, la participación canalizada a través de las distintas vertientes de las organizaciones populares. El objetivo de la democratización de la sociedad tiene que estar –y está– como punto central y convergente de distintas demandas que tienen que ver con las necesidades insatisfechas de nuestro pueblo.

En ese marco, es fundamental la presencia, cada vez con mayor capacidad de convocatoria, de las organizaciones que expresan su demanda por una paritaria social para discutir la distribución de la riqueza. Organizaciones que tienen que ver con organismos de derechos humanos, organizaciones barriales y territoriales, la central de trabajadores, las organizaciones gremiales, el estudiantado, las vinculadas al Movimiento de los Chicos del Pueblo. Hay un abanico de organizaciones que van enhebrando movilizaciones y marcando el pulso de un tiempo político. Sin llegar a tener una incidencia directa en los resultados electorales, sí tienen una incidencia directa en la coloración política de los tiempos que están impregnados de la disputa por mejorar las condiciones reales de vida.

En ese camino, la convocatoria a la constituyente social aparece como el intento de enhebrar demandas de distintos sectores. En la marcha que se realizó el día 28 de agosto por la demanda de una paritaria social, convergieron sectores de la pequeña y mediana producción urbana, del campo, organizaciones sociales, sindicales, juveniles. Actores que de alguna manera trazan un mapa todavía incompleto, un mapa al fin, del campo popular en movimiento.

 

–¿Qué preguntas hay que hacerse para tener una mirada política estratégica de las elecciones? 

 

La pregunta fundamental es la de cómo construir más allá del resultado electoral las relaciones de fuerza que le permitan al campo popular fortalecer y profundizar la tendencia a avanzar en políticas que tengan como prioridad nacional y como cuestión de Estado una distribución justa de la riqueza y la reformulación de la vinculación que tiene que existir entre crecimiento económico, desarrollo social y mejoramiento de las condiciones de vida real de nuestro pueblo.

Ese es el gran interrogante. En cualquier escenario: ya sea en el hipotético caso de que emerjan del proceso electoral fuerzas que quieran impulsar el proceso de cambio; o en el peor escenario, en el caso de que finalmente se impusieran aquellos que pretenden de distinto modo implementar políticas de restauración, el gran interrogante es cómo lograr que la unidad del campo popular y que la capacidad de las organizaciones populares de tomar iniciativa política y de acompañar estas iniciativas con movilización social pueda ser clave y jugar un papel fundamental.

 

Entrevista: Ariel Orazzi.

 

 

Entrevista a Victorio Paulón, Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (OUM) Villa Constitución (Santa Fe)

“Es tiempo de construir un programa histórico desde el movimiento obrero”

 

 

–¿Qué lectura hace del escenario político para estas elecciones?

 

La percepción es que habrá una continuidad del actual gobierno y en lo esencial de su proyecto económico. Se me ocurre que nada cambiará demasiado después de octubre salvo que el poder real logre consolidar posiciones. Más avanzado que esto y con posibilidades no se visualiza nada en el plano electoral. En lo económico, Kirchnner sigue el viejo modelo de los 90, avanzando en materia de empleo y negociación colectiva. Los sectores favorecidos históricamente han tenido en este periodo ganancias extraordinarias y la participación de los asalariados en la renta nacional no ha recuperado posiciones en la medida del crecimiento económico. Dicho de otra manera: el aumento de la productividad sigue superando al crecimiento salarial.

 

–¿Qué posibilidades se habilitan para la sociedad en su conjunto y las organizaciones sociales?

 

En ese terreno es importante la cuestión de la libertad sindical y prestar atención a las luchas que los trabajadores están librando para modificar la distribución del ingreso en este país. La sensible baja de la desocupación genera un escenario diferente y más favorable para la clase trabajadora frente a sus patrones. Creo en los nuevos escenarios a partir de estos datos y la lucha contra el trabajo precario, en negro, tercerizadas y contratistas. La convencionalización y el registro de los trabajadores adquiere un carácter estratégico. En contra de esto juega la presión oficial sobre los conflictos y la represión como se ha verificado en reiteradas ocasiones.

 

–¿Cuáles son los posibles escenarios siguientes? ¿Cómo podemos incidir en él?

 

Después de las elecciones puede haber un intento de pacto social o algo parecido para lo cual nos encontraremos en un escenario nuevo y debemos prepararnos. Creo que es tiempo de construir un programa histórico desde el movimiento obrero que sirva de guía para la acción sindical. Para ello debemos promover un gran debate en el mundo sindical y poner las bases que nos coloquen claramente en un terreno de representación de los intereses colectivos. En esto podemos decir que octubre del 2007 puede ser la recuperación de las demandas del 2001 como fue lo del FRENAPO, la lucha contra la pobreza y la libertad para la sindicalización de los trabajadores.

 

–¿Qué otras formas de elegir y participar, de intervenir e implicarnos, podemos sostener además del voto?

 

Existen formas que van más allá de la democracia representativa y tocan aspectos de profundización de la democracia, formas de consultas y plesbicitos que a mi entender tienen más que ver con la demanda social organizada que con la iniciativa oficial. Como sindicatos y como central deberíamos impulsar iniciativas nacionales y locales que movilicen a los trabajadores más allá de la lucha económica. La inclusión y el empleo tienen que ver con estrategias de reindustrialización de nuestro país en un plano más sustentable que en el pasado y en un marco de mayor integración regional. Es necesario aprovechar la existencia de gobiernos progresistas en la región y la relativa perdida de control del imperialismo para consolidar instituciones que sirvan para construir más la patria latinoamericana.

 

–¿Qué preguntas hay que hacerse para tener una mirada política estratégica de las elecciones? 

 

 

Debemos preguntarnos si este gobierno sirve al objetivo de avanzar en este sentido o hay que buscar caminos alternativos. Personalmente pienso que la derecha esta débil electoralmente pero busca sin cesar construir su alternativa. Profundizar la etapa sin servirles es nuestro desafío. En ese aspecto es fundamental el rol de las organizaciones sociales entre las que está el movimiento sindical. La demanda social para revertir el carácter injusto y regresivo de la distribución de la riqueza y en esa lucha construir nuestra propia herramienta de participación política.

 

 Entrevista: A.O.

 

Entrevista a Mabel Gabarra, dirigente de INDESO Mujer (Rosario, Santa Fe)

“Trabajar por una participación
que vaya más allá del voto”

 

–¿Qué posibilidades estas elecciones habilitan o bloquean para la sociedad en su conjunto y las organizaciones sociales?

 

Creemos que las próximas elecciones nacionales no auguran cambios significativos en lo económico, lo político y lo social. Más allá del cambio importante que significaría el hecho que una mujer sea elegida como presidenta, sabemos también que este gobierno, como el que vendrá, si bien han tomado algunas medidas importantes en lo que se refiere a las reivindicaciones de los movimientos de mujeres, no se han pronunciado sustantivamente sobre las mismas hasta el momento en la campaña electoral. Creo que el bloqueo de posibilidades no viene exclusivamente de quienes serán elegidos sino de la oposición de la derecha y de la fuerza de quienes luchamos por esos cambios, que todavía no alcanzan para una movilización que los haga posibles.

 

¿Cuáles son los posibles escenarios siguientes? ¿Qué podemos hacer para impactar al menos parcialmente en el escenario resultante?

 

Después del voto, creemos que nada cambiará demasiado. Seguiremos trabajando en la construcción de ciudadanía. Nosotras, especialmente desde las mujeres.

Sólo podemos impactar en el escenario resultante si tenemos fuerza, si el Parlamento cambia su composición actual, si nuestros movimientos crecen y se habilitan espacios ciudadanos de participación, por ejemplo la reglamentación de la consulta y la iniciativa popular, herramientas que desde la Reforma constitucional del 94 están solo en la letra.

 

–¿Qué otras formas de elegir y participar, de intervenir e implicarnos, podemos sostener además del voto?

 

Una de las principales cuestiones que tienen que ver con la profundización de la democracia es trabajar por una participación que vaya más allá del voto, potenciar todas aquellas instancias que significan una superación de la democracia representativa, tales como las mencionadas anteriormente, el presupuesto participativo y las instancias de participaciones de las organizaciones sociales en espacios nacionales y regionales, que signifiquen una cuota de decisión, y no simplemente la consulta para legitimar las decisiones tomadas por los/las representantes.

 

–¿Qué preguntas hay que hacerse para tener una mirada política estratégica de las elecciones?

 

Las preguntas que hay que hacerse tienen que ver con qué decisiones pueden tomar quienes resulten electos, que impliquen un avance en el proceso de profundización de la democracia, de mayor participación en la distribución de la riqueza, donde se vayan eliminando la pobreza y las discriminación de todo tipo, aumentando el empleo, mejorando la educación, y el cuidado del medio ambiente, en definitiva la calidad de vida de la sociedad. Y que avancen en la autonomía respecto a los dueños del poder económico y de la Iglesia, en el ámbito nacional y en el regional. ¿Podremos votar a alguien si nos hacemos estas preguntas?

La construcción de poder de los sectores populares creemos que va por otro carril, que poco tienen que ver con la buena o mala calidad de las políticas sociales impulsadas por los gobiernos, incluido el actual, sino con las alternativas que vayan surgiendo desde los movimientos sociales, que aumenten su poder de convocatoria, de incidencia y de articulación.

–¿Qué preguntas están impulsando como organización hacia adentro y hacia fuera, a la sociedad?

 

Desde nuestra inserción en el movimiento de mujeres, nos preguntamos hasta cuándo nuestras reivindicaciones sólo serán levantadas por nosotras, y qué sociedad más justa podemos construir si no eliminamos la discriminación contra las mujeres.

 

–¿Cómo se hace presente en las elecciones el tema distribución de la riqueza y el poder en la sociedad?

 

Se está haciendo presente en algunas elecciones provinciales aunque muy embrionariamente. Hay menor voto cautivo partidario, no hay voto de confianza y esperanza que dure mucho. La ciudadanía muy lentamente, empieza a cuestionar los feudos, exige mayor transparencia en la gestión, mayor participación en los ámbitos de poder y la disminución de la pobreza, pero creemos que todavía estamos lejos de un planteo desde abajo o de una oferta electoral donde se discuta seriamente la distribución de la riqueza y de poder en nuestra sociedad.

 

 

Entrevista a Silvia Herrera, dirigente del Instituto de Cultura Popular (INCUPO)

”Hay necesidad de mirada crítica”

 

–¿Qué posibilidades habilitan estas elecciones para la sociedad en su conjunto y las organizaciones sociales?

 

Toda elección genera movimientos, por la expectativa que generan y por las campañas de los candidatos, esta no escapa de los parámetros normales. Dependiendo del grado de compromiso y organización que se tenga, estos movimientos canalizan oportunidades o quedan en simples acciones electorales. Como siempre, habilitan a dar opiniones, a generar espacios de debate entre las distintas organizaciones, a discutir y a pensar propuestas alternativas. Nos posibilitan para buscar un cambio.

 

–¿Qué posibilidades bloquean?

 

Paradójicamente en la forma en que se están dando las campañas electorales a niveles provinciales, y principalmente en el norte todo lo que una elección te da como posibilidad es a la vez un bloqueo, porque quienes son los candidatos disfrazan la participación con oportunismos y las construcciones con dádivas y en la mayoría de los casos  bloquean la posibilidad de generar cambios profundos.

En los lugares como Formosa, por ejemplo,  con un gobierno provincial tan autoritario, el clima electoral endurece las luchas sociales. Ya sea por la acción permanente de “tapar los trapos sucios” o por el aumento de “donaciones” a las personas involucradas.

 

–¿Cuáles son los posibles escenarios siguientes? ¿Qué podemos hacer para impactar  al menos parcialmente en el escenario resultante?

 

No creo que el voto marque un antes y un después en el escenario. Creo que para impactar el trabajo es pequeño, en escala y a largo aliento. Hay necesidad de mirada crítica.

 

–¿Qué otras formas de elegir y participar, de intervenir e implicarnos, podemos sostener además del voto?

 

Generando espacios de debate, multiplicando espacios organizativos, conociendo y haciendo cumplir los mecanismos instalados constitucionalmente para dar nuestra opinión. Apoyando la formación de nuevos perfiles de conducción. Generando organización que se comprometa con las realidades sociales del lugar.

 

–¿Qué preguntas hay que hacerse para tener una mirada política estratégica de las elecciones? ¿Qué preguntas están impulsando como organización hacia adentro y hacia fuera, a la sociedad?

 

¿Qué desarrollo queremos para Argentina? ¿Qué campo queremos para Argentina? ¿Qué desarrollo con la realidad demográfica del país? ¿Qué distribución impulsamos? ¿Por qué el hambre en el país de los alimentos?

¿Cómo se hacen presentes las distintas culturas campesinas e indígenas en la construcción del país?  ¿Qué significado tiene en la Argentina la diversidad cultural?

¿Qué sabemos de las luchas de las organizaciones populares?

 

–¿Cómo se hace presente en las elecciones el tema distribución de la riqueza y el poder en la sociedad?

 

Concentrado y camuflado.

 

Entrevista: A.O.

 

 

Conversaciones

 

Por Susana Ramos*

 

Este es un tiempo en el que nuestras conversaciones están permanentemente atravesadas por el clima electoral. Tanto la propaganda, como los hechos y dichos de los y las candidatos/as ocupan un lugar preponderante y aun a costa de cierta saturación, es necesario, urgente y hasta obligatorio que hablemos.

Estamos más que acostumbrados/as a que  se presente a la política como toda ella desvastadota o chatarra, tiene mucha y mala prensa en la mayoría de los casos, por eso es  un desafío a acordar y a construir que dejemos de pensar en la política como ese lugar donde depositamos todo lo sucio y corruptible, para darle la bienvenida a la oportunidad de dialogar, discutir, disentir, acordar, articular, decidir.

Si están de campaña los partidos políticos, estemos también de campaña los ciudadanos y ciudadanas, convirtámosla en una  ocasión para pensar, nombrar, narrar lo que nos pasa y lo que queremos que pase, porque con nuestras elecciones se juega el modo de construir el proceso democrático. Si desde lo más próximo de nuestras opciones y prácticas somos capaces de romper el círculo vicioso de la queja y el lamento para convertir esa energía en una capacidad creativa, pasando del enraizado uso de sustantivos (objetos independientes de nuestro pensamiento) a los verbos, en una dinámica para la acción que nos implique, movilice y nos haga producir un discurso que nombre las realizaciones que deseamos; le de sentido al camino que vamos recorriendo y  al horizonte que vamos diseñando.

 Las conversaciones en los diversos espacios en los que nos movemos son un lugar privilegiado para que una nueva subjetividad adquiera carta de ciudadanía. Quedan muchos bordes, geografías humanas en los que el diálogo, las conversaciones siguen siendo muy escasas, y demasiado poco conocidos sus relatos. Por eso democratizar la palabra es una acción de justicia, una invitación ética a sernos prójimos de los y las que están en los márgenes y fronteras.

Los datos de la realidad tanto en la Sociedad como en la Iglesia, sea en las elecciones en las provincias como en el acontecimiento de Aparecida, nos indican que como ciudadanos/as y cristianos/as estamos superando la minoría de edad. Muchos y muchas hemos decidido, pensar, hacer y decir, no solo repetir y acatar.

El  nuevo relato por construir es una tarea mística y política tejido con sentido y proyecto, deseos y razones, búsquedas y encuentros, limites y esperanza, rupturas y nuevas configuraciones, requiere una mirada incluyente, una interpretación amplia, una comprensión generosa y un deseo inalterable de construir felicidad publica, porque la promesa de vida en abundancia es para todos y todas.

Las elecciones son una opción por la democracia y es responsabilidad de todos y todas construirla, entonces bien podríamos preguntarnos: ¿Cómo soñamos vivir en democracia? Seguro que tenemos un sueño compartido.

 

* Religiosa y educadora. Hermanas Azules (Buenos Aires)

 

 

Sociedad, Distribución del Ingreso y Futuro

 

Por Ricardo Gerardi *

 

Dónde, quiénes y cómo se genera y apropia lo que una sociedad valora como sustento material, y otros como "riqueza", no es una cuestión "menor". Define tipos y calidades de vínculos, y por lo tanto los conflictos y qué modalidades pueden adoptar los mismos.

Entre las posibilidades del "dónde" y "cómo" se genera, se presenta la de dónde "surge la oportunidad" (la soja, la minería, el biocombustible, etc.) en base a lo que la demanda del mercado expresa en ese momento. Otra posibilidad es la de levantar la mirada del corto plazo (es decir de "la oportunidad") y mirar hacia los costados (quiénes se incluyen y cómo) y hacia el futuro (sostenibilidad y sustentabilidad). Esto conllevaa que una sociedad participativa expresara -a través del Estado- la introducción de correctivos explícitos y certeros (no cambiantes) que incluyan estas perspectivas recién enunciadas.

Los "quiénes" o personas de la sociedad, pueden comportarse de distinta manera también. Una posibilidad es que lo hagan desde una perspectiva individualista y no les interese ninguna otra cosa que no sea maximizar su interés individual "caiga quien caiga" y de la manera que sea (el "fin justifica los medios"). Esto llevaa a un comportamiento pre-ley o disociado de la ley, y como expresó un obispo católico en el Virreynato del Río de la Plata "la norma debe ser reverenciada pero no cumplida". Por lo tanto se daan comportamientos "por izquierda" (no en el sentido ideológico) de bolsas y paquetes de dinero que no se alcanza nunca a saber bien de donde vienen y hacia donde terminan yendo. Se presume que cumplen tres objetivos: promover el ascenso social sin importar los medios, financiar "la política" y aplicar la máxima napoleónica de que "todo hombre tiene su precio" y por lo tanto sirve para "comprar voluntades en el mercado de la vida". Otra posibilidad es que lo hagamos desde la ley o una institucionalidad que sea inclusiva y participativa sin alterar demasiado el "lugar" de los actores, y tratando de arribar a acuerdos posibles. Una tercera posibilidad, entre tantas, sería ir más allá de la ley y de los lugares que cada uno ocupa, y desde una perspectiva de "amor" conmovernos frente a quienes están fuera o mal incluidos de la sociedad o de la "comunidad" y re-acomodar los lugares y vínculos. Esto conllevaa a implementar modalidades de economía solidaria y otros móviles.

Una mirada pesimista sobre nuestra sociedad, y utilizando una frase de Borges sobre los peronistas, es que "somos incorregibles" y por lo tanto si predomina el escenario "individualista del sálvese quien puede" cada diez años necesitaamos una crisis salvaje (la hiper, la implosión de la convertibilidad) para "disciplinarnos". Una mirada esperanzadora sería que tenemos "capacidad de aprendizaje" y que podemos elegir cualquiera de las otras opciones. ¿Los cristianos qué papel jugamos en estas opciones?

 

* Economista.

 

 

Candidatas

 

Por Cristina Liboreiro*

 

Creo que es la primera oportunidad en la que en nuestro país se da una presencia tan importante de mujeres candidatas a cargos de gestión política. Pienso que para la sociedad toda, la sola imagen de esta presencia, muestra un vuelco inédito en el conjunto de los ámbitos políticos.

Hay tres aspectos que quiero destacar: uno, que este es un proceso paulatino y creciente que irrumpe de manera manifiesta desde la crisis de 2000 y 2001, lo cual implica que no es una coincidencia coyuntural solamente sino un camino de participación consciente en las problemáticas públicas; otro, que esta participación no queda en los rubros tradicionalmente femeninos - salud, asistencia social, derecho de familia - sino que incluye economía, defensa, relaciones exteriores y todos los ámbitos en que demuestren idoneidad; tercero y fundamental, su intervención con planteos de política profunda que tiene que ver con la ¨manera¨ de hacer política: la búsqueda del bien común y con transparencia administrativa. Todo un cambio para nuestra historia.

 

* Historiadora.

*

 

 

El ejercicio de elegir

 

Por Maa Luz Presa*

 

Siempre sostuve que el primer criterio a la hora de elegir a quién votar, es mirar la trayectoria de los/as candidatos/as y de sus fuerzas políticas. Pero esto, en el nuevo contexto del quehacer político no aporta demasiada claridad.

Las fuerzas políticas se crean y recrean en sucesivas síntesis, cuando no aglomerados, sin mayores puntos en común que la acumulación (legítima o no) de poder que permitirá su reposicionamiento en cada acto eleccionario.

Entonces ¿qué tener en cuenta? Creo que una vez más tendremos que tener la capacidad de elegir identificando -en medio de las contradicciones de esta construcción- cuál de las propuestas nos aporta mayores garantías de seguir instalando el debate acerca del país que queremos y del modelo de estado que necesitamos para hacer ese camino. Y esa propuesta, sin lugar a dudas tendrá mucho de lo que no queremos, de lo que ya conocemos y no nos gusta, de figuras eternamente recicladas, sobre todo en nuestras provincias, donde conocemos al dedillo es quién fue quién en las últimas décadas. Pero todos/as sabemos que eso nos sucederá, respecto de cualquiera de los espacios electorales.

Por otra parte sería un buen ejercicio a la hora de elegir, que desarrollemos una desconfíanza saludable hacia aquellos que nos convocan a seguirlos/as presentándose como "las caras nuevas de la políticas", los de "moral intachable", de los que se afirman en "nosotros no somos políticos"o de aquellos que señalan "venimos de lo social", como diciendo no estamos contaminados. Esa apelación a la a- ,historicidad ha venido -la más de las veces- en toda América Latina, de la mano de proyectos de derecha, pergeñados por el mercado.

En síntesis, desde mi punto de vista, al elegir no nos jugamos lo definitivo, sino nada más (y nada menos) que la posibilidad de seguir abriendo brechas para participar del debate político, para continuar disputando e instalando temas en la agenda pública, para hacer cada vez más visibles los sectores y problemas hoy invisibilizados, para organizarnos y constituirnos en interlocutores a la hora de definir las políticas públicas, no sólo a nivel macro, sino también en nuestros municipios y provincias.

Y es de esperar que en el proceso que continúa seamos capaces de avanzar en una industrialización real del país que vaya de la mano de una fuerte política de preservación de los recursos naturales, en la distribución equitativa del ingreso, en la promoción de la cultura, la educación y la investigación al alcance de todos los sectores y al servicio de un modelo de desarrollo con justicia y sin exclusiones. Por otra parte, creo imperiosa la necesidad de fortalecer las instituciones y resignificar el papel de los partidos y de las organizaciones sociales en la democratización del país.

 

* Educadora. Vice-presidenta del Centro Nueva Tierra

 

 

Identidades y representaciones políticas

 

Por Néstor Busso*

 

En diciembre de 2001 explotó el sistema político, económico y social en nuestro país. Fue la explosión del modelo neoliberal. El grito era "que se vayan todos". No se fue nadie. Sin embargo el discurso del neoliberalismo cedió ante el reclamo que se multiplicó en diversas formas. Mucha gente levantó la voz y no pocos salieron a la calle. Los piquetes y piqueteros, con cortes de calles y rutas, se hicieron frecuentes. Se cuestionaron las representaciones y el esquema de partidos entró en crisis. Se perdieron las identidades de los partidos políticos tradicionales, que se desintegran. ¿Qué significa hoy ser radical o ser peronista? ¿Será que Lavagna es radical? ¿O Kirchner peronista? ¿O los peronistas son Rodríguez Saa y Menem?

Me parece que cabe preguntarse si en nuestro país se construyen nuevas identidades políticas. ¿Será que el Kirchnerismo es una nueva identidad? Que intereses representa?

Y Lavagna. Ahora es radical? Y Carrió con Giustiniani después de su frustrada alianza con Lopez Murphy ¿representa un opción progresista? Son algunas de las muchas preguntas que podemos hacernos. Quizás la conclusión es que estamos viviendo una etapa de reacomodamientos y redefiniciones. Sólo parece claro que Macri (y su PRO) representa a la derecha que se prepara para dar el zarpazo en 2011. Por la izquierda, ¿será que Pino Solanas consigue colocarse como opción construyendo una fuerza política?

Son todos nombres de personas. Individuos que se postulan y arman "su" estructura. ¿Son Proyectos personales? ¿Cuales de ellos proponen un modelo de país? Creo que esa es una característica del momento. ¿Cómo construir identidades y representaciones? No hay representaciones genuinas de modelos o propuestas de país. En todo caso creo que sólo Pino Solanas y Mauricio Macri representan intereses claros y distintos en las antípodas ideológicas uno del otro.

Un desafío es construir proyectos (identidades y representaciones) que presenten modelos y propuestas para lograr el debate y la convivencia democrática que pueda encauzar los conflictos sociales hacia una mayor justicia y equidad.

Todo indica que Cristina Kirchner será la Presidente argentina en los próximos cuatro años. Más allá de las encuestas que la dan como ganadora de la próxima elección, personalmente creo que en este momento es la única opción de construcción, aún con sus contradicciones y disputas internas. El desafío será construir fuerza política y tener la coherencia para avanzar en las reformas estructurales que permitan una mejor distribución de la riqueza y la defensa de los recursos naturales. Al mismo tiempo será indispensable mejorar la participación ciudadana. De esa forma también se podrá dar contenido y respuesta al reclamo de institucionalidad democrática (que muchas veces viene de sectores que no tuvieron ningún problema en avasallar las instituciones republicanas como socios de las dictaduras). Otra tarea difícil pero necesaria será desprenderse de las viejas formas de la política y sus componentes de corrupción y autoritarismo.

Estamos sin duda en una etapa de transición. Ninguno de los candidatos o candidatas son garantía de un cambio real para las condiciones de vida de nuestro pueblo. Podremos avanzar en línea con otros países latinoamericanos que buscan implementar un modelo de Socialismo del siglo XXI o volver a las cavernas del autoritarismo y el dios mercado.

Mas allá de las elecciones y de quien resulte ganador/ a resulta indispensable la participación ciudadana que construya organización popular y ponga límites a la prepotencia del poder económico.

 

El tiempo por venir

 

Por Humberto Shikiya*

 

Tiempos de elecciones: tiempos de decisiones de ejercicio ciudadano que significan tiempos de esperanzas. En general las esperanzas están asociadas a cambios en la vida, tanto personal como comunitaria, tanto familiar como barrial, tanto ciudad como país.

Una carga fuerte de expectativas se centra en lo por venir, y en ese porvenir se cifran las expectativas de cambios. En la medida que esas expectativas sean masivas, públicas, colectivas y organizadas se esperan que sean parte de la agenda del próximo gobierno.

Por lo tanto, cualquier porvenir será de buenos tiempos en la medida que se conjuguen las promesas que se explicitan en las campañas, la presión organizada para que esas promesas se hagan realidad por parte de quien ganó, y las posibilidades de proponer mejoras sobre las mismas promesas de manera tal de perfeccionarlas en sus alcances prácticos para un bienestar más general.

La distribución de la riqueza es un tema ya en agenda. Está instalado en varios sectores y actores. Sin embargo habrá que dar un paso más y comenzar a favorecer la aplicación de salario justo referencial, no el mínimo sino el deseable y necesario para vivir con dignidad. Hay que abreviar la brecha entre los mínimos y los máximos y ello no sólo es cuestión de paritarias gremiales, sino también de salarios justos para todos los trabajadores: ocupados y desocupados. Para ello se necesitan propuestas que incidan en la política económica. Propuestas que intenten superar la actual situación de subsidios directos e indirectos a los movimientos sociales.

La otra cuestión por profundizar es asegurar buena educación pública a los chicos. Hay que generar las condiciones para que los chicos no abandonen y sin por ello disminuir su derecho a acceder una educación pública de calidad. Por lo tanto, hay que complementar el salario justo con más recursos materiales para el conjunto de la educación pública: para los chicos en primer lugar, y así sucesivamente: docentes, adultos a cargo de los chicos, establecimientos, equipamientos, etc. Seguimos distribuyendo riquezas.

La tercera cuestión en clave de distribución será cómo mejorar el desarrollo de mercado en sectores macroeconómicos para los emprendedores y grupos emprendedores para que puedan crecer en sus ingresos. Para ello, se necesitan incentivos públicos y también al mismo tiempo asegurar la colocación de los productos elaborados en el circuito de compras del sector público como privado-empresarial.

Veremos que plataforma electoral trae el tema de la

distribución de la riqueza con propuestas que aumenten derechos. De todas maneras, hay que efectivizar y articular propuestas hacia el futuro desde los movimientos y organizaciones sociales que permitan avanzar en esta perspectiva. Tal vez la respuesta a si: ¿será un porvenir de buenos tiempos?, en parte la tengamos con nosotros y ello nos alienta a hacer más ciudadaa, a hacer política con nuevas claves, con otros horizontes.

 

*Socio de Centro Nueva Tierra, Director Ejecutivo de CREAS.

 

Fuera de agenda

 

Cristian arroyo*

 

A nivel nacional, se presenta la posibilidad de continuar y profundizar el proceso que se inició en el 2003. Estamos hablando de continuidad del proyecto de autonomía nacional con visión latinoamericanista, de confrontación con el poder financiero, de construcción de un proyecto productivo, de la inclusión de millones de trabajadores. Lo que queda por profundizar es claramente la distribución del ingreso y la renovación de la política.

Frente a este modelo existe una oposición que expresa la vuelta al pasado pero que no puede presentar a la sociedad sus proyectos. El retorno al neoliberalismo está fuera de la agenda. No hay herramientas ni espacio desde la oposición para platearlo. Lo que no quiere decir que siga siendo el proyecto de máxima de la derecha vernácula.

Lo que sí está en agenda es la profundización de un modelo, la distribución de la riqueza, la calidad institucional. Por lo menos son temas que pueden ser discutidos.

De acá en más se abre la posibilidad de discutir cuestiones estratégicas sobre la base común de un proyecto nacional productivo y con inclusión social.

En la provincia de Buenos Aires las organizaciones sociales hemos perdido protagonismo con respecto a la elección anterior. Sin embargo a nivel nacional hay muchas organizaciones que somos parte del proyecto nacional en marcha y en las provincias son justamente las organizaciones sociales las que resisten la continuidad de las viejas estructuras. Claramente expresan la novedad, aunque falte elaborar un discurso y un actor colectivo capaz de ser alternativa al poder establecido.

También es cierto que en las grandes ciudades la identidad de las organizaciones sociales como capital político es menor ahora que hace unos años, justamente porque ahora está habiendo un cambio en la naturaleza de los conflictos. Estos tienen que ver más con lo gremial, con la distribución del ingreso a partir del salario.

 

* Grupo Sur. Movimiento Evita (Mar del Plata)

 

 Protagonismo de las organizaciones sociales

Se trata de construir
representatividad política

 

El Centro Nueva Tierra reunió en una entrevista a la candidata a vice gobernadora de Formosa por el Frente por la Democracia, Ana Caligaris, y a Oscar Vigorna, integrante del Frente y candidato a 1er Concejal en la ciudad de Clorinda. Ambos forman parte de la Escuela de Ciudadaa Oscar Ortiz*, y son miembros del equipo coordinador.

 

 

La provincia de Formosa conserva aún en su constitución la reelección indefinida para su gobernador (actualmente en su tercer mandato) y la ley de lemas como sistema electoral.

En 2006 se formó el Foro por la Democracia, por iniciativa de la Escuela de Ciudadaa Oscar Ortiz, que agrupa a diversos actores y sectores (AMRA, SITRASA, Asoc. Civil El Amanecer, UCR, ARI, Nuevo Espacio Político, Libres del Sur, Barrios de Pie, Movimiento 25 de Mayo, M.I.D., Movimiento Evita, Voz Docente, MOCAFOR, APROBAE, Etnias Toba, Wichi y Pila, APDH, Puerta Cuba, GDA, ATE, CTA, APECTRA) y cuyo objetivo inicial fue buscar los caminos legales para poner un límite a la reelección indefinida y modificar el sistema electoral. En el transcurso de su formación, el Foro ha ampliado y profundizado sus horizontes, confluyendo en un espacio de concertación de actores sociales y políticos para la búsqueda y promoción de políticas públicas inclusivas y participativas. El Frente agrupa a gran parte de los actores que participan del Foro.

 

–¿En qué contexto social se llega en la Provincia de Formosa a las elecciones nacionales de octubre?

 

OV / En este momento existe un contexto político provincial propicio para que los actores de la militancia social ocupen espacios para revertir la situación social existente. En los últimos tiempos se produjo un crecimiento del interés de participación por parte de los sectores sociales, lo que generó, en algunos casos, una mayor visibilidad social de estos sectores en toda la provincia.

 

AC / Se han multiplicado las protestas sociales de campesinos y aborígenes, los cortes de ruta, las luchas por las tierras, las demandas de los pequeños productores. Quizá en este momento las marchas no son tan masivas como hace algunos años, pero sí apuntan hacia transformaciones más estructurales y con mayor contenido político, como la distribución de la riqueza expresada en las luchas salariales docentes, o en la distribución de las tierras que se manifiesta en luchas de aborígenes y de pequeños productores, como los del Bañado La Estrella. El oficialismo en la Provincia ha optado por el desconocimiento o por la represión. Se desactivan los piquetes con promesas, pasan los meses y nada sucede. El asunto es que los conflictos no aparezcan, no sean temas de agenda pública.

 

OV / Existe un "emergente conflictual". Y esto crea condiciones. Hay situaciones que no se concretan en protestas, pero si en una mayor toma de conciencia. Varios sectores de la oposición intentan a veces aprovechar esto, y no siempre lo hacen bien. El desafío en Formosa es construir representatividad política a partir de estos emergentes que expresan fuertes problemáticas sociales.

Otro aspecto significativo es un cierto "giro" en la población, que ya no considera tanto a la política como una mala palabra. Hay una cierta idea que se está afianzando, y es que la política es una herramienta necesaria para la modificación de la realidad social. Los problemas, la gente percibe esto, deben tratarse políticamente, y no maldiciendo a la clase dirigente. Y aunque esto parezca una obviedad, en esta provincia la participación social y política es muy escasa. Estamos convencidos que el trabajo de las Escuelas de Ciudadaa ha contribuido fuertemente a esta resignificación de la política.

 

AC / También desde la clase dirigente se expresa una necesidad de renovación. Me refiero a las viejas estructuras de los partidos tradicionales, se dan cuenta que se torna una necesidad contar con una nueva clase de dirigentes.

 

–¿Cómo fue el proceso que los ha llevado desde la participación en las Escuelas de Ciudadaa hasta la conformación de este frente electoral?

 

 OV / En la Escuela de Ciudadaa de Formosa, en 2004, se comenzó en una primera etapa fuertemente formativa. Luego se orientó, naturalmente, hacia la "participación" en políticas públicas: tierra, educación, nuevas prácticas democráticas. Desde ese momento se buscó la manera de "incidir", "proponer". También comenzó a haber una participación directa en la actividad política partidaria y algunos compañeros fueron candidatos y se comenzaron a visualizar liderazgos sociales.

 

AC / La escuela celebró este proceso. Desde hace dos años hasta ahora, más que "incidir" se trata de convertirse en actores políticos, a través de los seminarios de formación política que ofrecieron herramientas y estrategias de formación política, para fortalecer discursos, agendas, e ir venciendo el purismo de "los buenos y los malos" en la política.

 

OV / El Foro por la Democracia propició un espacio donde los partidos y las organizaciones pudieron sentarse a compartir propuestas. No quiso transformarse en un partido político ni trabajar sobre candidaturas. Esto no significa que el foro es a-partidario, porque sí recomendó fuertemente la constitución de un frente electoral.

En el frente se está trabajando y debatiendo, a partir de la conyuntura, una forma distinta de participación política. Trabajar en la provincia para fomentar instancias de participación que ahora no existen ya que hay una muy escasa conciencia de participación. Este es un aspecto muy importante. El gobierno actual ha intervenido todos los entes colegiados. En este marco, debemos reinstalar un modelo de gestión abierto y transparente, a diferencia de la actual administración provincial. Hoy es casi imposible ver datos, hasta las leyes son dificultosamente accesibles. Es un gobierno que no dialoga, no tiene espacios de debate. Impone. Un ejemplo son los productores del Bañado la Estrella, o los docentes, que no pueden acceder a instancias de verdadero diálogo.

 

AC / Las obras públicas son otro claro ejemplo. Las obras están, pero su sostenimiento está prácticamente a cargo de la sociedad civil; o la definición del espacio público, que ahora es comprendido como un espacio del gobierno, no de la sociedad. En este último caso cabe mencionar, a modo de ejemplo, el uso de escuelas públicas limitado únicamente para sectores gremiales oficialistas o eventos de interés del gobierno.

 

OV / Un aporte de las Escuelas de Ciudadaa, y de los movimientos sociales, es revitalizar el componente de la militancia social en los partidos políticos, territorializando las luchas (como la defensa de la tierra). El desafío que tenemos es instalar en el frente los temas y problemas que hacen a la justicia social como ideas fuerza de la agenda pública.

 

–¿Cómo se posiciona el frente en el panorama nacional?

 

OV / Estamos en la cuña de una contradicción. Acompañamos muchas políticas nacionales, pero no a quien la Nación apoya en la provincia. A modo de ejemplo, lo que sucede con la causa de los Derechos Humanos en la Provincia es muy claro. Si la causa Carrillo está instalada es por la presión del Gobierno Nacional, no por iniciativa del Gobierno Provincial, que se ve ahora "obligado" a hacer algo. Pero tiene aún hoy en sus filas a funcionarios señalados por su participación activa en los tiempos de la dictadura.

 

–Ana, ¿cómo evaas la relación actual entre mujeres y participación política?

 

AC / En una primer mirada considero que es una relación en crecimiento positivo y fuerte. Profundizando esta visión, se esta dando un fenómeno de demanda de la participación de la mujer en política, quizá tenga que ver con el crecimiento que menciono en primer término.

Pero el territorio de participación es altamente conflictivo por la impronta machista de nuestra sociedad. Todaa la mujer en "mal vista" cuando se mete en el terreno político prácticamente ejercido por hombres en la provincia. Por lo tanto caminar este ámbito para la mujer es bastante difícil. Algunas veces hasta obliga a adoptar actitudes propias de hombres para lograr instancias de solución ante determinados conflictos. Y con respecto a la participación de algunas compañeras, y laa en particular, se siente un enorme reconocimiento de otras mujeres, lo que implica desde luego responsabilidad, compromiso y fortaleza en esa alianza mujer / mujer.

 

 

 

Partidarios de vivir

 

Para tiempo de elecciones

 

 

El voto /

Una fracción de libertad

Quizás, una libertad fragmentada. limitada medida y mediada

Opaca. Muy mortal, muy de este mundo

(sin embargo, rara también)

A veces (parece) casi insignificante

Sin embargo, con un sentido siempre construible, ampliable

Libertad perfectible

por el mismo motivo por el cual no es perfecta

conseguida con mucho esfuerzo siempre

No vemos sus resultados:

se pierden y al mismo tiempo despliegan

casi se desperdicia, parece

pero también en la densidad de la historia es que cuajan

 

La representación /

Hacerse presente en y con otros

desde un cuarto oscuro

que es símbolo resultado y expresión

de unos márgenes que somos capaces de darnos

donde ejercer la elección y constituirnos como electores,

Eligiendo, nos elegimos

Hacerle lugar al elegir(se): vale también

-al pensar una y otro (la representación y el cuarto oscuro)-

hacer presentes los otros lugares donde

la decisión propia es soberana entre las opciones

la palabra silenciosa y que grita a la vez

puede no sólo elegir una boleta

sino también y sobre todo

constituir las opciones entre las que se elige

 

Siempre hay un resto del tamaño de un gesto

de una libertad en filigrana

de un momento

donde no sólo no somos "sólo víctimas"

Sino hombres y mujeres

Vivientes

Partidarios de vivir

Tomando partido

Siempre somos capaces de alguna libertad

De palabra

De elección

De silencio a veces

Política "tradicional" /

Dicen también otros

Oponiéndola a "lo nuevo"

Quizás valdría la pena

rescatar para nosotros una tradición interrogada

Una capacidad de crear a partir de un camino de historia

De las largas intensas densas

epopeyas las incursiones democráticas de nuestro pueblo nuestros pueblos a lo largo de décadas

Quizás también valga hacer "votos"

-apostar- acaso no a la política tradicional

pero sí a la política con tradición

-sabiendo al fin y desde el principio que toda creación "traiciona" una tradición…allí mismo donde política propiamente dicha es siempre creación

 

Puro verso dicen otros

La política es puro verso

Y sí lo es. Pura poiesis,

poesía y producción también

Una decisión que, como el canto,

saca de la nada la posibilidad

de crear-poner los nombres de las cosas

Sí, palabras humanas, tan listas para el juramento, los poemas,

la promesa como para la mentira.

¿Con qué otra cosa habríamos de hacer política y promesas

sino con palabras humanas?

 

"Sobran políticos" dijeron muchos

durante muchos años

"La democracia es cara". Imperfecta. Limitada

 

Falta política decimos nosotros: Pongamos política

Falta y hace falta abrir puertas y caminos para ir

de la resignación a la resignificación

El voto es pequeño, breve, corto, limitado

un gesto

insuficiente casi invisible

Tiene todas las características en fin

de un paso o de una palabra

con los que cualquier camino

o juego o partido o historia

comienzan.

 

 

 

 

Fuentes y más contenidos:

Boletín Nueva Tierra – www.nuevatierra.org.ar/bnt

Revista Nueva Tierra – www.nuevatierra.org.ar/revista

 

 

www.ciudadania.org.ar/mapas

 

 

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