16 abril 2009

CONSTRUIR PODER / PODER CONSTRUIR - 3 de 6

EFICACIA:
DE LOS ACUERDOS A LA ACCIÓN

Colectivo Ciudadanía

Dimensión estructura

Prioridades
Priorizar poder / poder priorizar

Claridad en las prioridades

La dispersión y la fragmentación de esfuerzos suele ser uno de los principales problemas que enfrentan las organizaciones sociales.

Una organización que quiere construir poder debe tener un análisis de sus propios objetivos, del contexto, de los problemas que enfrenta y de los que enfrentan otros actores sociales y, a partir de esto, debe establecer prioridades.

La fuerza de la organización, su capacidad de actuar y transformar, debe orientarse según unas prioridades que deben ser claras.

Mejor que eso: deben estar en un proceso permanente de clarificación, dentro de la organización, con los participantes. Y también con otras organizaciones aliadas, similares y diferentes. Las prioridades no son eternas ni definitivas, sino que son parte de un proceso y una dinámica de construcción.

Tener prioridades claras no quiere decir que una organización no pueda dedicarse a muchas cosas: de hecho, todas nuestras organizaciones se dedican a distintas cuestiones. Y está bien que así sea.

Pero si se quiere apuntar a transformaciones de fondo, se deben tener prioridades que:

a- Se refieran a los problemas centrales, a las causas más profundas de los mismos y a los conflictos que las atraviesan y hacen a nuestro “campo” de intervención.

b- Tengan en cuenta no sólo lo que viven los participantes de nuestra organización y nuestro contexto inmediato, sino también el conjunto más amplio de la ciudadanía o la sociedad.

c- Tengan que ver directamente con la misión y la visión de la organización (y viceversa: la organización debe revisar la relación de sus prioridades de mediano y largo plazo con la definición de su misión y su visión de la realidad).

Para pensar

Para pensar las prioridades de la organización, debemos tener en cuenta:

// El grado de generalidad o amplitud de las prioridades y, a la vez, que tan concretas son (esto es una tensión que hay que sostener).

// Si son coherentes con la acción de la organización.

// Si son pertinentes y significativas en relación a la organización y la sociedad.

// Si son claras y están consensuadas al interior y hacia afuera de la organización.

Ejemplos...

// Desde el año 2004 la Coalición por una Radiodifusión Democrática (www.coalicion.org.ar) ha venido sostenido que una nueva ley de servicios audiovisuales que reemplace a al dercreto-ley legado por la dictadura es una cuestión central para la democracia en Argentina. Y que, por lo tanto, la lucha por el derecho a la comunicación debe ser la prioridad de las organizaciones sociales y políticas, del Estado y de la sociedad, para un país más justo y con mayores posibilidades de construcción desde los sectores populares. Esto no quiere decir que la prioridad de todas las organizaciones sea «desde el vamos» la lucha por el derecho a la comunicación ni que esta se agote en la creación de una nueva legislación, pero sí invita a pensar cómo se relaciona esta prioridad con las prioridades que tenemos en cada organización en relación a la ampliación de la democracia.

// Un problema habitual en las organizaciones de distinto tipo es que suelen proponerse muchas prioridades. Lo cual es una contradicción: las prioridades deben ser necesariamente pocas, porque suponen una elección entre opciones para concentrar fuerzas en ellas.

// Y a veces pasa lo contrario: organizaciones con un sólo objetivo: prioritario, exclusivo, aislado... y eterno. Estas organizaciones suelen tener dificultades para «levantar la mirada» y ver la complejidad de los problemas que enfrentan y las afectan.


movilización
El poder en movimiento / el movimiento del poder

Capacidad de movilización

La movilización no es todo. Pero es importante. Nadie va a venir a solucionarnos nuestros problemas por pura bondad. Eso es claro si asumimos que los problemas que tenemos no son meros “defectos” del sistema, que gente «bienintencionada» querrá o podrá arreglar. Muy por el contrario, los problemas que tenemos son parte constitutiva del modelo de sociedad que vivimos, y responden a intereses de actores concretos. Entonces, movilizarse es lo contrario a esperar pasivamente.

Ser capaces de movilizarse es:

a- Ser capaces de moverse: de «ir hasta» los escenarios y los actores que tienen que ver con nuestros objetivos y luchas. Es «ir al encuentro de». b- Al mismo tiempo, es ser capaces de construir esos escenarios a donde vamos, “marcar” las canchas donde queremos jugar. c- Es ser capaces de convocarse, de actuar en conjunto con y frente a otros: la movilización no siempre es parte de una confrontación. También podemos movilizarnos para juntarnos y confraternizar con otros. d- Ser capaces de ir hasta los espacios públicos para que la sociedad vea nuestros problemas. En democracia deben ser los espacios donde se resuelven los problemas sociales. e- Ser capaces, a su vez, de llegar hasta las instituciones que sostienen intereses y tienen la responsabilidad de facilitar o proveer soluciones. f- Movilizarse es ser capaces de poner en movimiento el poder que tenemos ante el poder que otros tienen. Es convocar, proponer, dialogar, exigir. g- Es también generar visibilidad de nuestros intereses y objetivos.

Para pensar

Para pensar la movilización, debemos tener en cuenta: // Movilizarse no es solamente hacer manifestaciones públicas. // Se movilizan personas, recursos, infraestructura, conocimientos. // «Movilizacionismo», la movilización permanente, suele desgastar a muchas organizaciones. // Movilizarse en exceso es tan malo como ser absolutamente pasivos, inmóviles. // Existen «ciclos» de mayor y menor movilización, y hay que respetar esos tiempos.

Ejemplos...

// Con el paso de la sociedad salarial a un país donde el desempleo es el problema central de la población, el reclamo y la movilización pasaron de la fábrica al barrio, y la movilización fue de la plaza pública al corte de ruta. Allí se generó visibilidad, se interpeló a la sociedad y al estado, se tuvo llegada a los medios, etc. Podemos preguntarnos al respecto: ¿qué diferencia una movilización en la Plaza de Mayo a un corte de ruta? ¿Qué implican estos dos tipos de movilización? Pensado esto para el escenario actual: Cabe preguntarse qué significa «el regreso» a la plaza pública, qué «se ha traído» de la experiencia de los que se movilizaban a las rutas, de regreso a los escenarios «tradicionales» o «históricos» de la política. Y, por otro lado, preguntarse qué pasa con «el corte de ruta» cuando es tomado por otros actores. De qué manera un modo de movilización toma diferentes sentidos, efectos y caminos cuando es reapropiado en el seno de una (conflictiva) cultura política.

// El desgaste por exceso de movilización es uno de los grandes problemas que enfrentan las organizaciones. No se puede cortar una ruta o hacer una protesta indefinidamente. Saber «parar», detenerse, es tan importante como saber movilizarse.

// Hay diferentes formas de movilización y hay ciclos y oportunidades: una movilización a un espacio público, «hacia afuera», suele estar precedida y seguida de movilizaciones «al interior»­ de la organización. Movilización de fuerzas diferentes: para preparar, para evaluar, para proyectar.


Escala
Las escalas del poder y “el poder en escala”

Acción en escala

En general, salvo excepciones, los problemas centrales que nos afectan no tienen su origen en el ámbito local, y tienen un alcance que va mucho más allá de lo local. El proceso de globalización profundiza y complejiza esto. Durante mucho tiempo, la escala predominante de los problemas fue la nacional. Y en muchos sentidos lo sigue siendo, pero de una manera más compleja. Muchos de los problemas que enfrentamos tienen causas últimas que se definen en la escala global, relacionadas con el poder económico globalizado. Pero la manifestación de los problemas es en lo local. Al mismo tiempo, muchas de las dimensiones políticas suelen partir de lo que sucede a escala nacional. A su vez, hay muchos problemas inmediatos que tienen dimensión local: el barrio, el municipio, etc. Lo importante es ser capaces de asumir las diversas manifestaciones e implicancias de un problema en diferentes escalas. Nuestras luchas tienen que intentar ser TRANS-ESCALABLES. ¿Qué significa esto? a. Que debemos tener en la organización mecanismos que nos permitan actuar a nivel local, nacional y regional. b. Que debemos saber optar en cada momento –porque la construcción de poder es un proceso– en qué escala debemos actuar. c. Que necesitamos alianzas y aliados en cada una de estas escalas. d. Que necesitamos comprender qué importancia tiene para nosotros cada escala, en relación a los problemas que enfrentamos y los objetivos que tenemos.

Uno de los mejores indicadores de que estamos asumiendo bien esto, es nuestra capacidad de pertenecer, reconocernos y colaborar en articulaciones y espacios de estas diversas escalas. Otro indicador de que lo estamos haciendo bien es que no quedemos en frases y “lugares comunes” del tipo: “piensa global, actúa local”. Necesitamos actuar y pensar en todas las escalas.

Y, finalmente, es muy importante reconocer los límites y posibilidades de la acción en cada escala.

Para pensar

// El proceso de globalización se puede pensar, muy especialmente, como un proceso de globalización del poder. Somos influenciados por decisiones que se toman mucho más allá de la escala en que podemos actuar. // Existe a veces una tendencia a «idealizar» las escalas: o bien se idealiza lo local, o sólo lo global. De la misma manera que algunas organizaciones tradicionales sólo ven lo «nacional» o lo macro, y no pueden asumir lo local // No se trata sólo de saber actuar en diferentes escalas, sino de saber MIRAR con diferentes escalas.

Ejemplos...

En relación a la situación de nuestro país, por ejemplo, es fundamental ser capaces de asumir de una manera correcta y efectiva la escala nacional. Pensemos, por ejemplo, en el rol que han tenido las políticas y leyes nacionales respecto al desempleo, la pobreza y la distribución de la riqueza. Y de qué manera y hasta qué punto son más o menos efectivas las respuestas locales a estos problemas. Es claro que no podemos actuar bien a nivel nacional si no tenemos arraigo y capacidad de acción desde lo local. Es claro también que no tendremos éxito si no comprendemos la escala global de los problemas y de las soluciones, la importancia en este sentido del Mercosur y de América Latina, el peso de las decisiones de los países hegemónicos en la economía mundial, del capital trasnacional o de los organismos multilaterales. Aquí vemos la necesidad de actuar: generar solidaridad, conocimiento, movilización en todas estas escalas.

(De hecho, podemos pensar qué significa pensar en diferentes escalas, desde nuestra organización, cada uno de los doce puntos que estamos compartiendo).


Autor: Nestor Borri - contacto@colectivociudadania.org.ar


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