21 abril 2009

CONSTRUIR PODER / PODER CONSTRUIR - 4 de 6

proyección:
camino al andar

Colectivo Ciudadanía

Dimensión estructura

estrategia
El poder de la estrategia / las estrategias de poder

Creación y explicitación de una estrategia

Una estrategia es un conjunto de criterios que nos permiten actuar de acuerdo a objetivos abiertos en un contexto que cambia.

Las realidades atravesadas por el poder, son realidades cambiantes. Atraviesan a nuestra organización, la presionan, la exigen.

Una estrategia es necesaria porque no se construye poder en línea recta.

Más bien es un sendero tortuoso, serpenteante. Al construir poder, “hacemos camino al andar”, como dice el poema.

Hay que estar preparados para leer señales, ser “baqueanos” de la realidad, saber leer las huellas de otros actores, percibir los olores de oportunidad o de peligro. La estrategia propia es una creación de la organización. Para que sea de todos, para que sea realmente de la organización, debe ser explícita. O sea, se debe establecer en un diálogo lo más rico y sistemático posible.

Las metodologías de PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA, que se han extendido bastante en algunas organizaciones populares son una buena herramienta para orientar la construcción compartida.

En sí mismo, este proceso de planificación, es un proceso de construcción de poder de la organización: es una explicitación de lo que puede, de lo que es capaz, y de su voluntad, de lo que quiere hacer con esa capacidad. Es un proceso de apropiación –en el buen sentido– por parte de la organización, de lo que pueden sus miembros (lo que pueden ver, analizar, decidir, soñar, hacer) y una apropiación por parte de los miembros de lo que la organización ayuda a construir en conjunto.

Apertura y flexibilidad son palabras claves para pensar la estrategia: reconocimiento de lo que está «más allá de nosotros» (lo que podemos y no podemos cambiar) y de los pasos que podemos dar.

Para pensar

// Una estrategia tiene que ver más con CRITERIOS DE ACCIÓN que con PROGRAMAS RÍGIDOS Y PREDEFINIDOS.

// Una ESTRATEGIA es un DIÁLOGO para la toma de DECISIONES CREATIVAS. Pone en diálogo a la organización con: - su presente y su futuro - su «interior» con su contexto - los distintos actores y grupos internos de la organización, sus opiniones y miradas sobre lo que se quiere hacer.


Propuesta
Poder proponer / proponer poder

Elaboración, consenso y puesta en práctica de propuestas

Construir poder no es meramente oponerse a otros. Si fuera así, siempre seríamos esclavos de otro al que sólo sabemos oponernos, y que nos tiene a su merced a través de nuestra queja permanente.

Nadie tiene menos poder que el que opta sólo por protestar. Tenemos la posibilidad, la capacidad y el desafío de tener propuestas.

Para una organización, generar una propuesta de manera colectiva, es una adquisición y una manifestación del poder de crear intervenciones eficaces en los problemas y conflictos, de compartirlas con otros, y de exigir a los actores que tienen responsabilidad que colaboren en su implementación.

El paso de la protesta a la propuesta es un eje clave de la construcción de poder.

Tener una propuesta es dejar de vernos a nosotros mismos como víctimas y empezar a vernos como protagonistas. Es transformar nuestra potencia (poder como capacidad) en propuestas para compartir y ejercitar.

Finalmente, no se trata sólo de tener propuestas «propias». Se trata también de saber «apropiarse», hacer propias, propuestas de otros. Saber proponer tiene como contra-partida saber reconocer y asumir propuestas de otros.

Sumarse a propuestas y con propuestas.

«Enamorarse» de la propia propuesta puede también paralizar a la organización, aislarla en sus propias intenciones, estilos e ideas. También las propuestas tienen un «ciclo»: lo que en una etapa fue una propuesta excelente puede ser, en otro momento, un motivo de división o sencillamente un camino a la frustración.

Para pensar

Generar una propuesta y llevarla adelante es «demostrar» que se puede. Aunque no sean grandes cambios o logros, son PASOS que dan testimonio de que es posible hacer y cambiar cosas. Generar propuestas supone ser capaces de:

// FORMULARLA Y EXPLICITARLA: una propuesta no puede ser pura «buena voluntad», ni quedarse en generalidades.

// COMUNICARLA y COMPARTIRLA a otros (como propuesta a realizar o como ejemplo realizado).

Algunas características que hacen más válida a una propuesta:

// CONCRETA // FUNDAMENTADA // VISIBLE // SIGNIFICATIVA // ATRACTIVA

// Una propuesta INTERPELA y CONVOCA: crea sujetos que se reconocen en una idea común y en una construcción concreta.

Ejemplos...

// Pensar una propuesta significativa que haya hecho nuestra organización.

// Una propuesta no vale sólo por el éxito que tiene al ser implementada, sino por los diálogos, encuentros y aprendizajes que supone elaborarla y compartirla. Cuando en un barrio se convoca a los vecinos para arreglar un problema con el agua o para construir una sala, «la propuesta» no es sólo la cañería o los ladrillos, sino las maneras de organizarse para lograrlo, pensarla. Incluso una propuesta que deriva en «fracaso» es positiva si sirve para aprender a proponer.

// Pensar en alguna propuesta que no hayamos podido realizar: para qué nos sirvió, cómo nos comportamos ante la imposibilidad de concretarla.


Pluralismo
La potencia de lo plural y la pluralidad de poderes

Conciencia y vivencia efectiva del valor del pluralismo

El pueblo no es «uno solo». No hace falta tener tal o cual color de piel, tal o cual lugar de residencia, tal o cual trabajo o no trabajo para reconocerse en un proyecto común.

La mejor prueba de esto es que los problemas –pensemos por ejemplo en la cuestión laboral– no se fijan demasiado en esto.

Atraviesan diferentes realidades e identidades.

Es tan desempleado o pobre, trabaja tan «en negro», un campesino de Jujuy como una señora de la ciudad de Córdoba. Pero ciertamente lo viven de manera diferente. Esto exige un camino de re-conocimiento, un volver a poner en clave de conocimiento y encuentro, lo que los (nos) une e identifica.

En una sociedad que pasó por tres décadas de empobrecimiento y por una catástrofe social, que en un momento tuvo a la mitad de su población bajo la línea de pobreza, y en que estallaron en su momento todos los ejes que sostenían lo común, es lógico y esperable que haya diferentes maneras de identificarse y diferentes miradas y propuestas.

Diferencias que van desde cuestiones más puntuales (estilos de trabajo y organización, modos culturales de manifestarse y luchar), y otras más profundas (comprensión de sí mismo, visiones del mundo, incluso maneras de entender valores).

Diferencias también estructurales: que tienen que ver con los problemas específicos de una región o cultura, o de un sector de la sociedad o con las maneras en que problemas más «universales» afectan grupos particulares.

Diferencias también históricas: que tienen que ver con los recorridos y tradiciones de grupos y organizaciones en las maneras de enfrentar sus luchas y proyectos.

Por otro lado, el dicho es conocido y habla con el peso de miles de ejemplos históricos y cotidianos: “divide y vencerás”. El poder que oprime, lo hace con una herramienta favorita: dividiendo a quienes lo amenazan. La construcción de poder INEVITABLEMENTE implica trazar fronteras para construir un “nosotros” común y esto siempre tiene algo de división. Pero en la construcción de ese “nosotros” reconocer que diferencias y divisiones no son lo mismo es algo central.

Teniendo en cuenta y distinguiendo entre las diferencias y las divisiones, es posible entender que el valor de la unidad adquiere una nueva relevancia en este tiempo. No es la unidad de los iguales, los que piensan igual. Ni de los que tienen una misma raza, religión o idioma. Es la unidad de los que, teniendo diferentes razas, estudios, historias, culturas, DECIDEN unirse a partir de esas diferencias, a partir de un RECONOCIMIENTO COMÚN de su DIGNIDAD COMÚN y de un PROYECTO COMÚN, donde caben diferentes proyectos, y que además deja que haya proyectos “por fuera” independientes del proyecto de todos.

Esta unidad basada en LA DECISIÓN de unirse, que acepta la DIFERENCIA COMO HECHO Y COMO DERECHO, tiene al pluralismo y a la tolerancia como sus herramientas fundamentales.

Para pensar

// PLURALISMO E IDENTIDAD no se contraponen sino que se refuerzan. El pluralismo no es una «concesión» que se hace, una debilidad, sino una muestra de seguridad propia, la capacidad de relacionarse y de vivir los conflictos.

// La fortaleza de una identidad no tiene que ver con su pureza sino con su capacidad de Procesar los préstamos y los intercambios. // Esto no quita que hay que estar atentos a los límites: reconocer las diferencias no es lo mismo que justificar las desigualdades.


Autor: Nestor Borri - contacto@colectivociudadania.org.ar


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