23 diciembre 2009

jaulas y balas o aulas y alas...

jaulas y balas o aulas y alas

Queridos amigos y compañeros:

Mientras poníamos a rodar desde nuestro espacio una nota y una consigna de repudio, tuvimos la noticia de la renuncia de Abel Posse. Queremos alegrarnos juntos y a la vez seguir pensando y, sobre todo, haciendo , manteniendo iniciativa crítica en este sentido.

La marcación de un límite es saludable, y eso es lo que se ha logrado en la Ciudad de Buenos Aires. Pero al mismo tiempo, esto mismo nos da –otra vez– una señal preocupante y desafiante sobre dos cuestiones fundamentales. Sobre las intenciones y "amagues" de gobiernos como el de la Ciudad de Buenos Aires para romper esos límites –límites éticos, límite de lo tolerable, de lo admitido, de lo naturalizado– que tanto nos ha costado construir como sociedad. Y, en segundo lugar y sobre todo, sobre el tipo de sociedad y de grupos sociales que, en una ciudad como la Buenos Aires ha dado sus votos y prestado consenso por acción y omisión, al Gobierno de Macri.

Se trata de una sociedad que de todos modos sigue ampliamente desmovilizada y no convocada, indiferente y no articulada, pasiva y no interpelada suficientemente por los que tenemos el deber ético y político de construir fuerzas sociales, culturales y propiamente de disputa de gobierno en el distrito más rico del país.

El tema no es Posse, y podemos decir que de alguna manera tampoco es Macri. El nudo es una sociedad que, ella también, en algún punto coquetea con lo peor de nuestra historia, el tiempo que parece sentirse interpelada –y hasta conmovida– por mensajes políticos tan elementales, tan mediocres como pueden ser los mensajes de buenos modales y seguridad vial que pueblan las campañas políticas y la comunicación institucional de la Ciudad de Buenos Aires. (Cualquiera que ande por las calles, porteño o no, puede ver esto en las campañas institucionales del Gobierno de la Ciudad y en las publicidades de sus candidatos.)

La política educativa ya venía, y seguirá siendo atacada y empobrecida por la gestión Macri. Hay mucha tarea de parte de todos para que no sea una cuestión solo de los docentes, y para que no pueda remitirse sólo a una cuestión gremial o salarial (tarea que implica a docentes, padres, referentes y dirigentes de todas las áreas). No porque la cuestión docente y la de su salario no sea central para todos nosotros, sino porque, justamente, hay que darle un lugar claro y central en una cuestión que ampliamente la excede. Los esfuerzos claros, en lo discursivo y en clarísimos hechos y opciones por parte de los gremios docentes son muchos pero, igualmente insuficientes.

Igual que sucede con los sectores medios de la Capital Federal, en todo el país hay sectores que convocar interpelar, sumar y ganar para otras causas, encaminamientos y construcciones de lo colectivo. Para eso, antes, además de criticarlos, hay que comprenderlos con rigurosidad y valentía, para poder reformular las propias prácticas que no llegan a convocarlos: lo mismo pasa aun, para defender política públicas inclusivas, y democráticas y distributivas, con muchos y muchas personas de los sectores populares.

Lo que pasa en la ciudad capital tiene su correlato en todo el país. Entre los sectores medios urbanos pero también rurales de todo el país, en las provincias de la región centro, especialmente las beneficiadas por la exportación de soja y otros commodities, en los grandes centros urbanos del país: en todos estos escenarios hay mucho por hacer. No basta, no nos basta, pensar que son “reaccionarios”, “gorilas” o cualquier adjetivo parecido. No porque no lo sean eventualmente, muchas veces, sino porque etiquetamientos como esos dan coartada y dejan de lado, nos eximen demasiado, de los verdaderos desafíos políticos y éticos, culturales y organizativos que tenemos de “este” lado.

Un párrafo aparte merece, para este caso particular, la necesidad de que sectores religiosos, de la Iglesia Católica y de otras confesiones, puedan intervenir con una voz diferenciada de las corporaciones y de gran parte de sus dirigencias e instituciones, que oscilan entre un silencio cómplice y una –solapada unas veces, desembozada otras– cercanía-adhesión a estas figuras y políticas filo represivas y, en el mismo movimiento, privatistas.

También tenemos presente que para contestar los avances conservadores en el tema seguridad, es necesario, junto con la denuncia y el trabajo para cambiar la relación de fuerzas, elaborar propuestas serias que puedan disputar, en su propia materia y campo con los discursos de mano dura y el "macabrismo" massmediático que los articula y multiplica. Sin ceder a sus reglas de juego y de agenda, a sus recortes temáticos, a su ética, a su “régimen de visibilidad” (lo que muestra y lo que no, lo que exacerba mientras silencia). Pero en su propio terreno. Sabiendo esto: El miedo reúne y convoca, y lo seguirá haciendo mientras no podamos ofrecer alternativas donde la libertad dispute sentido de comunidad y, también, claramente, de seguridad. Hace tiempo lo venimos planteando con otras instituciones, lo reiteramos, nos comprometemos a seguir trabajando en esto, los invitamos a hacerlo juntos.

Como hemos dicho muchas veces: siguen abiertas más oportunidades que las que estamos detectando y aprovechando, tenemos más fuerzas que las que estamos usando, necesitamos más fuerza que la que tenemos.

Desde el Colectivo Ciudadanía, con todos los grupos, organizaciones y personas con los que venimos transitando búsquedas logros y límites, queremos continuar con ustedes este compromiso y hacerlo tarea para que el cambio de jaulas y balas por aulas y alas no sea una mera consigna, ni una utopía con música engañosa, sino una tarea rigurosa, asumida con toda la seriedad que merece y con toda la capacidad que tengamos. Y más también.

Néstor Borri Colectivo Ciudadanía / MAPAS y CNT

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