14 octubre 2008

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 3 de 6

Bienvenidos los límites

Parte 3 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

4. Brechas y límites (I)

Los límites que quedaron a la vista, abruman un tanto pero son constitutivos de cualquier situación real, aparecen desordenados y... no son pocos. Ordenarlos bajo alguna comprensión eventualmente servirá para actuar sobre ellos. Proponemos tres manojos-polígonos de límites –que delimitan brechas sobre las que intervenir–.

a. La brecha de construcción de sentido (mediática, pero no sólo mediática)

5 cuestiones:

1. Los medios de comunicación son un actor al tiempo que constituyen una buena parte de las arenas del debate y de los ingredientes y las reglas de juego sobre el mismo. Como parte de los sectores del poder económico, reacomodan sus alianzas con otras fracciones de los mismos y frente al poder regulador del Estado. La ley de radiodifusión pendiente, la vigente (de la dictadura) y las diversas transacciones y arreglos de los gobiernos democráticos (incluido este) nos ponen frente a un núcleo duro de la construcción de poder en nuestra sociedad. Poder fáctico y capilar a la vez. Poner en escena (nótese la paradoja que implica “poner en escena” a los que “administran” la escena-agenda) qué clase de actor y cuáles alianzas tienen hoy los medios de comunicación y cómo se juegan sus dinámicas en términos de modelo económico y de poder político, aparece como una tarea central y unos datos fundamentales a tener a la vista. Los modos en que hoy producen consenso - sentido común – y visibilidad tienen muchos componentes clásicos pero también novedades a tener en cuenta: lo que otrora era Neustadt, luego Grondona, hoy día parece desplegarse en guiños e intervenciones de quien relata los hechos (movilero) o comenta las noticias (presentador) (6). Sin olvidar los caminos de reencarnación de Doña Rosa (lo que antes se le hacia decir a ella, ahora lo dice ¡Carrió!. Por ejemplo). Géneros discursivos, dispositivos de enunciación, estrategias de construcción de esa sinfonía de imágenes y señales que hacen emerger una verdad al mismo tiempo que eliminan la posibilidad de discutirla. Otro dato: en los inicios de la democracia, la radio era un ejemplo de pluralismo informativo. Ver (escuchar) hoy día el dial muestra la enorme dificultad para encontrar alguna diferencia en ese homogéneo espectro.

2. Información estratégica. La del tiempo real y de los hechos; la de los actores intervinientes, sus historias y estrategias; la de lo que está en juego en las medidas y propuestas. La que plantee qué se puede o podría hacer si es que se quiere apoyar u oponerse (y si acaso hay algo más que eso para pensar y hacer… en todo caso, aquí hay un déficit mayor). La disponibilidad de información apropiada para interpretar esta etapa del país, por parte de los actores que puedan contribuir a ampliar la legitimidad de un proceso de inclusión y desarrollo, se muestra tan escasa como imprescindible, tan valiosa como dispersa. De alguna manera –para sectores restringidos pero con su llegada, al fin– el sistema de medios públicos, más precisamente Radio Nacional, más el diario Página/12 y algún otro componente, han actuado como partes de un "órgano" para canalizar otro tipo de información. Gramsci planteaba que un periódico puede asumir la función de "partido". Qué bueno que lo tuvimos. No alcanza, sin embargo. Sin duda, al gobierno le faltó aportar información estratégica y también estrategia de información. Es una carencia. Se repite también en la "esfera" de los actores del campo popular. (7) Los “qué”, los tópicos de la información, los cómo (géneros, estrategias discursivas), los canales y circuitos, los cuánto y los cuántos (comunicar-informar en tiempo y forma): componentes todos ellos de unas estrategias pendientes y a construir colectivamente. Tarea que vale y es necesaria para la información masiva a toda la ciudadanía y también para el ámbito más especializado o restringido, para sectores de acción social y política más directa. Constituir un mejor circuito de información, una "sub-esfera pública" entre actores institucionales, y una estrategia común por parte de –al menos– una parte de este conjunto de actores hacia la ciudadanía en general.

Un comentario aparte merecen algunos programas políticos de cable y blogs: quizás son una novedad de este tiempo, al menos para públicos más restringidos, pero la blogósfera todavía parece ser en nuestro país un circuito más cercano a la cofradía que a la comunidad, y más proclive a la “opinación” que a la reflexión (8).

3. Un horizonte fundamental: sentido común e inteligibilidad de los conflictos y las luchas. La presencia de los "intelectuales" plasmada con la conformación del Espacio Carta Abierta es un dato a celebrar. Al mismo tiempo cabe señalar el núcleo de lo que está en juego: no se trata tanto de si los intelectuales participan o no, sino –más bien– de qué inteligibilidad de los contextos, conflictos y confrontaciones –qué comprensión de las luchas– se puede construir. Inteligibilidad e intervención de los intelectuales son cuestiones sin duda relacionadas. Pero no son lo mismo. Y la importante es la primera. La segunda aporta a aquella, pero NO LA GARANTIZA.

La relación entre consistencia de la información, amplitud de los circuitos, calidad de los debates y construcción de sentido para diversos frentes y escalas de acción, la construcción de relatos "encadenados", son diferentes planos a enganchar –como se dijo– en una estrategia: en cada uno de ellos hay cosas que hacer. Reconciliar, conectar y poner "en sinergia" información y sentido. Por otro lado, "sentido que sostenga y acción que convoque y dispositivos organizativos que canalicen" es tarea desafiante y a ser reinventada. Lucidez, comprensión, opinión (hubo, hay, demasiada más opinación que opinión, perdón por la insistencia), toma de posición e involucramiento: una secuencia a sostener y de orden no unívoco. En ese sentido, un circuito con sus propios trayectos pero con la necesidad de todas sus estaciones. Si no fuera a que suena a coartada retórica, diríase que es lo que otrora se llamaba batalla cultural. 4. Sentido, símbolos y representación. En un punto, la representación política misma se construye con símbolos y se sostiene en la construcción de imágenes, de discursos, de significados. Hablando de los signos, en una taxonomía conocida por semiólogos y comunicólogos, Charles Peirce señalaba tres modos de relación de lo que representa con lo representado: los íconos, los índices y los símbolos.

El tipo ícono se parece en "imagen", en “espejo” a aquello que representa. Los medios –la TV sobre todo, pero también la radio con la edición del habla y el comentario popular, y aún los periódicos con la puesta en página del sentido común de los argumentos– construyen representación así: una para-representación, si se quiere. Una imagen (que se dice) “fiel” de "la gente".

Un índice funciona por contigüidad, representado la parte por el todo, conectando así, remitiendo, con una forma parcial de la presencia, con la materialidad y mucho con el cuerpo. Significa, representa "estando allí": de cuerpo presente en el espacio público, “los productores” con su ejercicio –exitoso por cierto, o al menos eficaz en relación a sus fines– de representar a "todo el campo" y de ahí a "toda la patria", lograron constituirse en un "índice" de toda la población (Así, “lo que le/nos pasa al campo es lo que nos pasa a todos”).

El gobierno comunicó con símbolos: esa clase de signos que conectan representante y representados a través de reglas y argumentos.

Lección posible de esta digresión semiótica: es probable que necesitemos desarrollar una acción política democrática con más íconos e índices. Los argumentos y la discursividad "racional" no alcanzan. Aclarando: quien escribe es un admirador confeso y celebra ampliamente lo que la capacidad de argumentación de la presidenta aporta a las posibilidades de la democracia y la política en esta etapa. (9) Lo mismo, dicho en otra clave: Buena plataforma ideológica, discurso impecable. Hace falta, sin embargo, construir al nivel de la hegemonía. El discurso gubernamental aporta al momento un excelente componente ideológico-discusivo. La ideología es lúcida, actúa arriba, en lo explícito. La hegemonía es pícara, y actúa al fondo. Y a fondo. (10) 5. Pistas de acción:

  • La ley de radiodifusión: es una próxima (empezó ya, en verdad, durante la secuencia del "campo", sin duda, y la tiñó sin explicitarse) batalla. Fundamental. Pero toda ley amerita sus "trampas": activar desde ahora lo que la ley –las reglas permiten– y un poco más. En términos de comunicación, permítasenos la licencia, todo es trampa. De manera que vale la lucha por la ley, siempre y cuando no se espere de ella más de lo que puede dar (11 ).
  • La necesidad de combinar una estrategia de comunicación de la política pública más amplia, con el fortalecimiento y la renovación del sistema de medios públicos y una estrategia compartida, amplia, multiactoral y explícita de comunicación.
  • En términos de circulación de discurso, información y representación, construir una interpretación más unificada, más rigurosa y más significativa de la etapa de la que se viene y de las posibilidades/implicancias de lo que está en juego en ésta y la próxima (12 ), y plasmarla en una estrategia comunicacional-formativa-de opinión-sensibilización amplia y de mediano y largo alcance.
  • Prioridad y urgencia de gestos y acciones (siendo el gesto la acción en cuerpo, interacción y cercanía con el mundo popular) que resignifiquen la acción de gobierno tocando la cotidianeidad popular. Desactivando esos nudos donde el malestar –por ejemplo el de los terratenientes– pudo conectar y conectarse con una cadena de situaciones, carencias, postergaciones y lejanías de la acción de gobierno respecto a las necesidades sentidas y urgentes de la mayoría de la población. Con un agregado: no se trata solamente de lo que “haga la presidenta” –importante, sin duda– sino de cómo “haga” esto la política pública y un elenco mayor de interlocutores con la opinión pública y la ciudadanía en general.
  • Hacer carne “la distribución de la riqueza”: gran cuña y logro de puesta en la agenda de los medios y en la agenda política más en general; buen saldo de este conflicto con el campo. Para no perderla, hacerla carne y toque, medidas y hechos, historia e implicancia, en múltiples discursos que puedan interpelar más y a más actores. Distribuir –aunque parcialmente– y que se sienta, para que tenga sentido y se sienta de qué se habla cuando se habla de distribución. Las medidas sobre las jubilaciones y el Consejo del Salario van claramente en esa dirección. Para completar esa “encarnación”, hace falta una “batería” que llegue al territorio, a sectores claves, a cuestiones clave (v.g.: los trenes).

A veces los verbos le dan sentido a los sustantivos (abstractos) y los hechos son las mejores palabras. Lo que se vive es lo que se comprende, y lo que se concreta y organiza lo que se espera. Sólo una distribución diferente de lo que se puede esperar (de las expectativas) es lo que puede sostener el sentido de una larga lucha que habrá que dar por otra distribución de la riqueza y otra matriz distributiva en el país. Si el discurso y la agenda habilitan la cuestión distributiva, excelente. Ahora bien, hay que jalonar con hechos y trayectos de hechos lo que el discurso habilita. Las palabras son cosas. Pero, a la hora de las disputas las cosas son palabras.

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

7. Nicolás Casullo, entre otros, ha publicado con mucho prematuro reflejo valiosas y adelantadas reflexiones sobre estos dispositivos mediáticos de construcción/mixtura de verdad-realidad-opinión.

8. Ver subnota sobre circuitos.

9. Con las debidas excepciones. Ver, por ejemplo, http://labarbarie.com.ar, http://artepolitica.com y otros...

10. Ver el artículo de José Pablo Feinmann, “El logos de Cristina”, en la contratapa del diario Página/12 del 30 de marzo de 2008. (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-101533-2008-03-30.html)

11. Como plantea Raymond Williams: “Porque la hegemonía supone la existencia de algo que es verdaderamente total, que no es meramente secundario y superestructural, como el débil sentido de la ideología, pero que es vivenciada con tal profundidad que satura a la sociedad con tal magnitud, y que, como lo expresó Gramsci, constituye incluso la sustancia y los límites del sentido común para la mayoría de las personas influenciadas por su oscilación, que corresponde mucho más claramente a la realidad de experiencia social que a cualquier noción derivada de la fórmula de base y superstructura”. Raymond Williams, “Base and Superstructure in Marxist Cultural Theory” en Problems in Materialism and Culture: Selected Essays, London, Verso, 1980, p. 37. Citado por John Higgins, Raymond Williams. Literature, marxism and cultural materialism, Routledge, London, 1999, p.113

12. En este sentido, un desafío es tomar, por ejemplo, los 21 Puntos para una Ley de Radiodifusión para la Democracia –que la Coalición homónima plantea para la nueva ley– y preguntarse, recorriéndolos, qué se puede hacer desde ya: más allá y más acá de la ley.

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

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PROXIMA ENTREGA: 17/10/2008

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