30 octubre 2008

Valeria Rezende en Argentina

EDUCACIÓN POPULAR, PRÁCTICAS COMUNITARIAS Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Audios de la visita a Argentina de la educadora popular y escritora Valeria Rezende para el Encuentro Nacional del Colectivo Ciudadanía. Para escuchar, hacer clic sobre el ícono. Para descargar el audio, clic en el botón derecho y seleccionar la opción "download this song".

rezende María Valeria Rezende empezó a militar en la JEC en Brasil a los 13 años, y fue dirigente nacional del movimiento desde 1962 hasta finales de 1964. Participó de la planificación y entrenamiento de los estudiantes para el Plan Nacional de alfabetización que era dirigido por Paulo Freire, basado en su metodología, y abortado por el golpe de militar brasileño. Es religiosa desde 1965, y desde entonces se ha ocupado casi exclusivamente de educación popular, en un sentido más amplio; primero en comunidades de la periferia de Sao Paulo y con la oposición sindical clandestina de obreros metalúrgicos. A principios de 1989 pasó tres meses en Chile estudiando y trabajando con Paulo Freire, que en aquel tiempo trabajaba en el ICIRA (reforma agraria del gobierno Frei), y acababa de escribir Pedagogía del oprimido. En 1971 partió al exilio, trabajando en Europa, Argelia, EEUU y México. Volvió en el final de 1972 directamente al Nordeste de Brasil y trabajó en el sertão. Desde entonces, ha vivido en el Nordeste, hasta 1987 en el medio rural, haciendo sobre todo educación sindical y formación político-social de comunidades eclesiales de base. En 1981 creó el Servicio de educación popular de la Diócesis de Guarabira (SEDUIP), hoy autónomo y todavía muy activo. En 1987 la Escuela de Formación Quilombo dos Palmares (EQUIP), para dirigentes y educadores populares de los nueve estados del Nordeste brasileño. Rezende ha escrito mucho para el medio popular en leguaje “democrático” (pedagogía, historia, sociología, economía) y también ficción (cuentos y novelas).. Su libro de Cuentos Vasto Mundo y su novela O voo da guará vermelha (editada por Alfaguara en español como “El vuelo del Ibis escarlata”) se han instalado como una referencia en la literatura del nordeste y de todo Brasil. También ha formado educadores populares y organizado seminarios de sistematización de experiencias y reflexión sobre educación popular en Cuba, Haití, Nicaragua, Honduras, México, Italia, USA, Francia, Timor, África del Sur, Canadá, Guatemala, entre otros.

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 6 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

4. Brechas y límites (IV)

c. La brecha de la acción colectiva, de (presencia en el) espacio público y de construcción de actores

¿Quiénes, para qué, cuánto y en qué términos pudieron movilizarse en esta secuencia de conflicto "con el campo"? ¿Qué significado-peso en la relación de fuerzas tiene-tuvo-tendrá esta capacidad de movilización en próximas etapas? Hemos asistido más que a una lucha puntual por unos reclamos, a la dinámica por la cual un nuevo sujeto social (ese sujeto-abanico-de-sujetos-"en-torno-a"-el-campo) se constituye y hace su irrupción en la escena pública y en la arena política. No casualmente, el puntal, el disparador, el "despunte" ha sido a partir de los "cortes de ruta": el "mismo" que generó la irrupción de ese "milagro sociológico" que fueron, de los ’90 para acá, los desocupados organizados.

Algunas cuestiones en torno a esto

1. ¿Qué espacios-ámbitos se ofrecen hoy para la constitución, la renovación o el fortalecimiento de actores políticos? ¿Cuántos escenarios y condiciones de este tipo aparecen hoy como disponibles para ampliar el panorama de los que pueden intervenir organizadamente en la disputa política y en el espacio público?

Durante los ’90, la dinámica de protestar-resistir-sobrevivir fue una de las que gestó actores (caldo de cultivo, por decirlo con una metáfora tendenciosa).

También, concurrentemente, "las víctimas" (o los deudos) se constituyeron en actores. ¿Desde dónde –desde qué espacios y posiciones– es posible hoy constituirse en actores políticos de cara a las disputas por la democratización y la distribución? ¿Por cuáles esquinas hay que doblar para pasar de ser actores sociales a ser actores políticos? ¿Quién ofrece visibilidad, organización, discurso, recursos, objetivos, conducción, símbolos para esto? Dentro del campo propio de las organizaciones (articulación interinstitucional, inter-movimientos, intersectorial, escalamiento), dentro de esos procesos organizativos y de constitución de actores que las propias políticas públicas producen o facilitan (en ese sentido, si se me permite el exabrupto, un “clientelismo” bien entendido sería uno que traduce la distribución de recursos en una redistribución de las lealtades, y la transformación de ese nuevo patrón de circulación de lealtad y adhesión en fuerza legitimadora de nuevos vínculos políticos y relaciones de fuerza) y en la acción conjunta desde ámbitos estatales, sociales y políticos. (13 ) 2. ¿Cómo combinar mayores niveles de articulación de lo que ya hay con procesos de mayor organización y articulación de lo que todavía está disperso o todavía no está constituido como actor? Junto con esto, y siguiendo un camino inverso: ¿no será necesario detectar las dos, tres o cinco dinámicas de reproducción de la fragmentación que siguen, en diferentes niveles del funcionamiento de la sociedad, funcionando con la misma fluidez de los ’90, aún en un escenario donde todos decimos que queremos hacer otra cosa? ¿No nos encontramos acaso con muchas situaciones y muchos actores que reproducen lo que combaten, en lo que a fragmentación se refiere? Como contrapartida, otra vez, y en la misma línea, amerita detectar las tres o cuatro dinámicas o nudos de: a. articulación mayor; b. ampliación de los sectores organizados y con capacidad de participación que se ven en este tiempo ("buenas prácticas" si se nos permite una expresión traída del mundo oenegeístico) y poder amplificarlas y difundirlas, tomarlas como ejes y criterios diseminados en varios sectores para poder decir, de acá a un tiempo, “tenemos mayores niveles de consistencia organizativa y de capacidad de coordinación”. 3. Las acciones construyen actores. Viendo las características de la etapa , los modos de resolución y salida de la crisis de 2001 y considerando los modos de construcción que se desprenden de nuestra historia política, la acción de política pública, la intervención pública del estado "contada" (14 ) de manera propia por el gobierno tiene una capacidad de organización, de formación (de "dar forma") que ninguna movilización social puede parangonar en este momento. "Un Estado que organice a la sociedad" es una frase malévola a oídos republicanos y liberales. Pero, como es claro para muchos, puede ser y es una posibilidad democrática real si estamos dispuestos a ver con nuevos ojos los roles de los actores y los funcionamientos posibles de nuestra sociedad en una etapa en que hay que sacarse la mochila de viejos dogmas (no tanto los de los populismos de otrora, mucho más y más bien los del neoliberalismo novedoso e innovador). Un Estado experimentador, organizador, generador de articulación y movilización a través de políticas públicas que politicen lo público y "publiciten” lo político, puede ser –será– indispensable para construir la fuerza social necesaria para dar las batallas que hay que dar. Poco vale esperar la unidad o la superación de la fragmentación de la sociedad civil. La sociedad civil no está fragmentada. Es la fragmentación. No se trata de alentar un estatalismo unicista e invasivo. Se trata de ver qué se puede y se debe trabajar en términos organizativos desde todos los campos y herramientas democráticas que hay. Allí, el Estado es sencillamente central, por estructura, posibilidades e historia. La política pública y el aparato estatal nuevamente presente y reapropiado por parte de quienes puedan defender los intereses de los sectores populares son un ámbito catalizador, amplificador y posibilitador de todos los otros espacios y herramientas. En síntesis: las políticas públicas son un ámbito y una herramienta central de politización.

Ahora bien, además de los programas y políticas aparece una cuestión: los agentes estatales. Sus burocracias, sus tecnocracias y sus dirigencias propiamente políticas. En esta etapa, dirigentes sociales y políticos de diverso signo han accedido a ocupar puestos, sobre todo en los dos últimos campos (como técnicos, como funcionarios políticos). A ellos, y a las fuerzas que los sostienen, les cabe una responsabilidad central en este desafío. Y unas posibilidades a cuya altura deberán estar, hoy y mañana. 4. Participación y confianza. Uno ya no sabe a esta altura si decir que hace falta o que es deseable mayor participación. En particular porque toda la década de los ’90 prodigó participacionismo al tiempo que exclusión. Quizás hay que hacer un corrimiento en la mirada y en los términos. Hace falta y ojalá sea posible más participación efectiva, con "consecuencias": real, si vale el término. Pero hace más falta aún construir confianza de la gente común –esa que no participa, que no participará, no puede participar mucho porque tiene que vivir, no podrá ser militante porque no tiene o no tendrá el talante para ello; porque, también aquí, no contamos con muchos modelos disponibles de militancia más o menos compatibles con una vida vivible promedio ...y probablemente no los vamos a poder inventar en los próximos 5, 6, 10 años–. Confianza, decía, y adhesión y legitimidad, para esa gente que sin participar puede y necesitamos que se sienta parte y que tome partido por un proyecto de país, un modo de ser y hacer sociedad. La función de los que efectivamente "participamos" es lograr que esa parte se sienta parte... y no siempre nuestros modos de participar "toman partido" de manera efectiva por eso. Construir confianza es una tarea de los gobernantes y de los dirigentes, que funciona si se apuntala con mediadores y mediaciones efectivas. 5. Dónde, cuándo, quiénes, cuántos, cuáles, por qué y para qué sentirse parte (una parte, un órgano; organizar es "dar órganos") hoy y aquí; a partir de qué medidas, sostenidos con qué palabras, vivenciando qué momentos, dando sentido a qué interacciones: construir fuerza política en el espacio público invita y exige a revisar eso otra vez, de fondo, llanamente, sin basismo de militantes, y con más base de interpelación a lo cotidiano de aquí y ahora. La inversa también vale: cómo hacer para que los que en este escenario han tomado partido, puedan además, ser, hacer y sentirse parte de una construcción política. Esfuerzos diferentes, necesarios ambos, plausibles parcialmente. Indispensables.

***

Después de “el conficto”, asumir la conflictividad. Con el desafío profundo de hacer más inteligible el conflicto, para hacer las luchas más inteligentes. Para hacer la política más vivible, más pensable, más factible, más entusiasmante. Más de este mundo en el que, a cada momento, hay que entusiasmarse, para superarlos, diciendo: bienvenidos los límites.

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

13. Desde el Colectivo Ciudadanía venimos reflexionando sobre esta “topología” de los “desde dónde” construir sujetos y procesos populares. Una versión de este “mapa en movimiento” se puede ver –en proceso de afinación– en wwww.ciudadania.org.ar/ruedas

14. Contada: por cuenta de, contando con, dando cuenta de, relatada, cuantificada...

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

23 octubre 2008

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 5 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

4. Brechas y límites (III)

b. La brecha de representatividad y acción estatal-gubernamental (II)

Polarización y consenso

Lo dicho más arriba no quisiera darle coartada a los múltiples discursos que haciendo énfasis en el consenso y el no-conflicto, pugnan por eliminar o condenar lo que más tiene de jugosa esta etapa –y quizás este gobierno– en lo que a democracia se refiere. Más allá de las maneras en qué se procesó, y los errores que pudo haber, rescatar lo que tiene de genuinamente y seductoramente político: la disposición a confrontar intereses.

Mucho se ha criticado la "polarización" del escenario. No parece buen negocio para los sectores populares comprar esa argumentación descalificadora. En todo caso, preguntas más apropiadas podrían ser: ¿Cómo se construyó la polarización, cómo se trazaron las fronteras que separan el campo –de batalla– en dos? ¿A costa de qué, con qué mecanismos? ¿De qué lado del antagonismo estamos? ¿Son válidos los lados que se configuran? ¿De cara a qué son válidos? Configurado así el campo de disputa, ¿da márgenes para ganar o empatar la batalla? Sin perder de vista el frente principal de batalla ¿hay otros disponibles que permitan "pilotear” con cintura una “guerra” que no se agota en esta batalla? (A los que no le gusten las metáforas bélicas, perdón: remitirse al párrafo anterior)

Antagonismo y conflicto –constitutivos de la lucha política– y polarización del campo de disputas no son sinónimos. Sin embargo, difícilmente se dé alguna disputa política en que el antagonismo no cuaje en alguna forma de polarización. Se trata, en todo caso, de conectarlos estratégicamente para que la polarización del campo ayude a responder y procesar los conflictos de manera eficaz en cuanto a objetivos. No siempre sale bien. En todo caso, siempre vale aprender de cómo se hizo cada vez, pero sin renegar de las dinámicas realmente existentes de la disputa política, sin recaer en el utopismo administrativo de la negociación o en la coartada republicano-banal que reclama institucionalidad y diálogo mientras le da changüí a los ganadores de todas las polarizaciones de hecho.

Convencidos y convencimientos

Uno se ha encontrado, de este lado de los intereses, con quienes defendían y defendemos la intervención del estado y –ergo– las retenciones, replanteándose –repitiéndose– en este tiempo sus argumentos, sus ideales, sus principios o sus opciones (nuevas o viejas, férreas e inclaudicables en todo caso, las nuestras). Un problema: uno se ha encontrado mucho en espacios donde gente convencida –nosotros, los convencidos– habla de aquello de lo que está convenida. Excelente. Sirve para reconstituir fuerzas, para alentarse en la árida arena de los debates. Siempre y cuando no olvidemos que acción política supone la interlocución y la interacción con los no convencidos y la reflexión sobre y de aquello de lo que no estamos tan convencidos. Para los que, con mirada crítica, pensamos que es en el escenario que plantea este gobierno –con todos sus límites, etc., etc.– donde se puede plantear un avance de los actores y de los intereses de los sectores populares, hay –de manera especial–algunos gestos y simbolismos de esta etapa que nos entusiasman o seducen. Particularmente la manera fuerte en que el grupo en el poder político se le planta a algunos de los poderes fácticos emblemáticos: a los militares (bajar el cuadro de Videla, los juicios); a los medios de comunicación (confrontación con el periodismo "blanco", planteo frente a los medios masivos); al poder religioso (no ir al Tedeum, el Obispado Castrense); al poder trasnacional (renegociación de la deuda, la autonomía respecto al FMI); al poder económico concentrado local (no ir a la Rural). Todos rubros y actitudes con un encanto fuerte. Y el encanto es fundamental en tiempos en que hay que reencantar la política y la vida. Qué duda cabe.

Después de las traiciones y las catástrofes, algún bálsamo hace falta. Ahora bien, maldición: no basta. También hace falta algo más. Confrontar pone una parte de la historia para generar adhesión, seducción. Pero también es necesario: conectar por la "positiva" con aquello que identifica, construye, se disfruta, a-fronta: en lo político, en lo económico, en lo social, en lo cultural, en lo institucional, en los imaginarios y en los hechos (y en todos los frentes “profundos” que esos poderes fácticos hegemonizan y procesan a su manera: lo sagrado y la tradición, el ascenso social, la identidad patria, la prosperidad económica, la estabilidad social, la pertenencia, el reconocimiento). Por este lado también hacen falta gestos por lo menos IGUAL de contundentes que aquellos otros. Y faltan. No es responsabilidad sólo del gobierno construirlos. Pero, sin la acción de gobierno que "desate" estos gestos, es muy difícil ayudar desde otro lado.

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

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PROXIMA ENTREGA: 24/10/2008

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17 octubre 2008

TALLERES / PROGRAMA FAMILIAS Y ESCUELA DE CIUDADANÍA DE MISIONES

TALLERES / PROGRAMA FAMILIAS Y ESCUELA DE CIUDADANÍA DE MISIONES
GÉNERO Y CIUDADANÍA
La Escuela de Ciudadanía de Misiones y el Centro de Atención Local del Programa Familias de Montecarlo, comenzaron una nueva ronda de talleres del ciclo de formación en Género y Ciudadanía. Por 5 Miércoles consecutivos los grupos de mujeres participantes compartirán encuentros sobre temas relacionados con el derecho familiar y la violencia doméstica. La metodología de trabajo implica el uso de técnicas participativas, donde intervienen el sentir y los conocimientos previos de las mujeres participantes. El segundo momento de cada encuentro está destinado a brindar información concreta acerca de elementos de derecho familiar y los pasos que deben seguir las víctimas de violencia, o quienes toman conocimiento de que alguien está en tal situación, asi como de cuáles son los organismos del Estado responsables de atender estas demandas. En el encuentro del día 15, una de las participantes expresaba: "nosotras votamos a los que hacen las leyes y a los que nos gobiernan, pero ahora tenemos que organizarnos y tener experiencia para controlar que esas leyes se hagan a nuestro favor y después se cumplan." Este ciclo de encuentros, que finalizará el día miércoles 12 de noviembre, tendrá su cierre anual con un evento público que se realizará en la plazoleta "La Paloma" de la ciudad de Montecarlo el día 22 de Noviembre de 2008 a partir de las 16.00 hs.
Escuela de Ciudadanía Misiones / cristinabischoff@yahoo.com

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 4 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

4. Brechas y límites (II)

b. La brecha de representatividad y acción estatal-gubernamental (I)

Conectado con lo último dicho en el ítem anterior, es fundamental reforzar la capacidad de re-presentación del estado democrático, del gobierno y de las fuerzas que representan los múltiples intereses populares. Finalmente, es lo que estuvo en juego en ese tiempo: Quién re-presenta a los sectores populares, qué intereses debe representar-defender el Estado y cuan representativo y de qué es el gobierno.

Algunas preguntas en este sentido:
  1. ¿De qué está hecha la distancia entre voto y apoyo que se ha ensanchado en estos meses, desde las elecciones a esta parte? ¿Del tipo de medidas que se tomaron y no se tomaron (tren bala - tren ex-Sarmiento, sistema ferroviario, por ejemplo)?
  2. ¿De cantidad de interlocutores-voceros? ¿De más o menos mediaciones de conversación, de encuentro, de debate, con más diversos?
  3. ¿De canales presentes/ausentes de participación más directa en organizaciones y espacios políticos compartidos? ¿de la frágil (des)confianza que sigue siendo el componente principal y no reconstituido del vínculo político democrático en la Argentina pos que-se-vayan-todos?
  4. ¿Cómo fertilizar, regar, proteger en su lento crecimiento, un brote frágil de confianza política?
Otros horizontes, talantes y modos de articulación política de la representatividad. Frentes para la victoria y para qué más.

¿No será insuficiente construir herramientas políticas sólo para-la-victoria?

¿Qué clase de herramientas y organización política, de gentes, grupos y partidos, de convocatorias y propuestas, habrá que construir para unas batallas de transformación que no nos deparan sólo victorias... sino también, muy probablemente, empates y más de una derrota? ¿Cómo sostenerse, en todo caso, con el ánimo de ir a la victoria; pero también en el de hacer un camino que, si ha de ser de transformación, tendrá sus retrocesos y bajas? Los convocados para la victoria se irán cuando la victoria no sea evidente...

Quizás aquí hay un déficit de nuestra cultura política en general, una ausencia, un agujero en los modos de construcción y de “espiritualidades” políticas. Por otro lado, es cierto que mucho progresismo y algunas amplias baldosas del campo popular tienen un gusto algo perverso por la derrota, la queja y la resistencia... pero lo inverso en espejo tiene también sus bemoles. Nadie quiere la derrota –al menos nadie que lo confiese– pero la construcción política, en términos de transformación y apertura de un nuevo ciclo del país –viniendo del que venimos, y habiendo terminado el que terminó de la manera en que lo hizo– requiere un ánimo y unos dispositivos que puedan jalonarse y persistir con algo más que victorias. Sencillamente porque habrá mucho más –y mucho menos– que victorias.

El desafío de una hegemonía compleja

¿Cómo se construye una hegemonía compleja para una construcción ardua?

Frente a la fantasía de que las alianzas son “conmigo” o “contra mí”, “con nosotros” o “contra nosotros”: ¿cómo lograr un consenso más amplio, más contundente, aunque éste sea menos transparente, menos evidente y menos “total”?

Frente a una forma de construcción de adhesión y articulación lineal, literal, con un procesamiento simple de la "lealtad": ¿será posible lanzarse a construir en diagonal, con cierta ambigüedad y con lealtades tramadas de diferente consistencia y grado?

Hace falta construir una hegemonía compleja, porque compleja es la situación, porque congruentemente fragmentados están los actores sociales. Y evidentemente dispersas y golpeadas están las expectativas… cuando están.

Cerca del Titanic y apoyados a la sombra de los muros del infierno, la hegemonía simple funciona sin duda. Una vez que la catástrofe no parece tan cercana, hay que remar la situación para construir adhesiones.

Es una pena pero –sobre todo– es así. No se trata aquí meramente del estilo de uno u otro dirigente. Ojalá se tratara de eso. Se trata, más bien, de qué repertorios de modos de construcción, de fidelidad-lealtad, hay disponibles en nuestro campo político, en las prácticas disponibles y conocidas, consideradas factibles en los modos de organizar, interpelar y conducir. De cuáles gramáticas para conjugar la construcción política tenemos como sociedad. Si la etapa es nueva, amén de que tiene historia, los modos de construcción han de contener novedad. Habrá que inventar. Crear modos. No por abandonar lo tradicional –qué peor cosa que caer en la trampa de asociar “tradicional” a lo que hay que descartar: nos dejaría con una política sin tradición–. Más bien: qué hacer y re-hacer con la tradición y más allá de ella, desde ella.

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

14 octubre 2008

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 3 de 6

Bienvenidos los límites

Parte 3 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

4. Brechas y límites (I)

Los límites que quedaron a la vista, abruman un tanto pero son constitutivos de cualquier situación real, aparecen desordenados y... no son pocos. Ordenarlos bajo alguna comprensión eventualmente servirá para actuar sobre ellos. Proponemos tres manojos-polígonos de límites –que delimitan brechas sobre las que intervenir–.

a. La brecha de construcción de sentido (mediática, pero no sólo mediática)

5 cuestiones:

1. Los medios de comunicación son un actor al tiempo que constituyen una buena parte de las arenas del debate y de los ingredientes y las reglas de juego sobre el mismo. Como parte de los sectores del poder económico, reacomodan sus alianzas con otras fracciones de los mismos y frente al poder regulador del Estado. La ley de radiodifusión pendiente, la vigente (de la dictadura) y las diversas transacciones y arreglos de los gobiernos democráticos (incluido este) nos ponen frente a un núcleo duro de la construcción de poder en nuestra sociedad. Poder fáctico y capilar a la vez. Poner en escena (nótese la paradoja que implica “poner en escena” a los que “administran” la escena-agenda) qué clase de actor y cuáles alianzas tienen hoy los medios de comunicación y cómo se juegan sus dinámicas en términos de modelo económico y de poder político, aparece como una tarea central y unos datos fundamentales a tener a la vista. Los modos en que hoy producen consenso - sentido común – y visibilidad tienen muchos componentes clásicos pero también novedades a tener en cuenta: lo que otrora era Neustadt, luego Grondona, hoy día parece desplegarse en guiños e intervenciones de quien relata los hechos (movilero) o comenta las noticias (presentador) (6). Sin olvidar los caminos de reencarnación de Doña Rosa (lo que antes se le hacia decir a ella, ahora lo dice ¡Carrió!. Por ejemplo). Géneros discursivos, dispositivos de enunciación, estrategias de construcción de esa sinfonía de imágenes y señales que hacen emerger una verdad al mismo tiempo que eliminan la posibilidad de discutirla. Otro dato: en los inicios de la democracia, la radio era un ejemplo de pluralismo informativo. Ver (escuchar) hoy día el dial muestra la enorme dificultad para encontrar alguna diferencia en ese homogéneo espectro.

2. Información estratégica. La del tiempo real y de los hechos; la de los actores intervinientes, sus historias y estrategias; la de lo que está en juego en las medidas y propuestas. La que plantee qué se puede o podría hacer si es que se quiere apoyar u oponerse (y si acaso hay algo más que eso para pensar y hacer… en todo caso, aquí hay un déficit mayor). La disponibilidad de información apropiada para interpretar esta etapa del país, por parte de los actores que puedan contribuir a ampliar la legitimidad de un proceso de inclusión y desarrollo, se muestra tan escasa como imprescindible, tan valiosa como dispersa. De alguna manera –para sectores restringidos pero con su llegada, al fin– el sistema de medios públicos, más precisamente Radio Nacional, más el diario Página/12 y algún otro componente, han actuado como partes de un "órgano" para canalizar otro tipo de información. Gramsci planteaba que un periódico puede asumir la función de "partido". Qué bueno que lo tuvimos. No alcanza, sin embargo. Sin duda, al gobierno le faltó aportar información estratégica y también estrategia de información. Es una carencia. Se repite también en la "esfera" de los actores del campo popular. (7) Los “qué”, los tópicos de la información, los cómo (géneros, estrategias discursivas), los canales y circuitos, los cuánto y los cuántos (comunicar-informar en tiempo y forma): componentes todos ellos de unas estrategias pendientes y a construir colectivamente. Tarea que vale y es necesaria para la información masiva a toda la ciudadanía y también para el ámbito más especializado o restringido, para sectores de acción social y política más directa. Constituir un mejor circuito de información, una "sub-esfera pública" entre actores institucionales, y una estrategia común por parte de –al menos– una parte de este conjunto de actores hacia la ciudadanía en general.

Un comentario aparte merecen algunos programas políticos de cable y blogs: quizás son una novedad de este tiempo, al menos para públicos más restringidos, pero la blogósfera todavía parece ser en nuestro país un circuito más cercano a la cofradía que a la comunidad, y más proclive a la “opinación” que a la reflexión (8).

3. Un horizonte fundamental: sentido común e inteligibilidad de los conflictos y las luchas. La presencia de los "intelectuales" plasmada con la conformación del Espacio Carta Abierta es un dato a celebrar. Al mismo tiempo cabe señalar el núcleo de lo que está en juego: no se trata tanto de si los intelectuales participan o no, sino –más bien– de qué inteligibilidad de los contextos, conflictos y confrontaciones –qué comprensión de las luchas– se puede construir. Inteligibilidad e intervención de los intelectuales son cuestiones sin duda relacionadas. Pero no son lo mismo. Y la importante es la primera. La segunda aporta a aquella, pero NO LA GARANTIZA.

La relación entre consistencia de la información, amplitud de los circuitos, calidad de los debates y construcción de sentido para diversos frentes y escalas de acción, la construcción de relatos "encadenados", son diferentes planos a enganchar –como se dijo– en una estrategia: en cada uno de ellos hay cosas que hacer. Reconciliar, conectar y poner "en sinergia" información y sentido. Por otro lado, "sentido que sostenga y acción que convoque y dispositivos organizativos que canalicen" es tarea desafiante y a ser reinventada. Lucidez, comprensión, opinión (hubo, hay, demasiada más opinación que opinión, perdón por la insistencia), toma de posición e involucramiento: una secuencia a sostener y de orden no unívoco. En ese sentido, un circuito con sus propios trayectos pero con la necesidad de todas sus estaciones. Si no fuera a que suena a coartada retórica, diríase que es lo que otrora se llamaba batalla cultural. 4. Sentido, símbolos y representación. En un punto, la representación política misma se construye con símbolos y se sostiene en la construcción de imágenes, de discursos, de significados. Hablando de los signos, en una taxonomía conocida por semiólogos y comunicólogos, Charles Peirce señalaba tres modos de relación de lo que representa con lo representado: los íconos, los índices y los símbolos.

El tipo ícono se parece en "imagen", en “espejo” a aquello que representa. Los medios –la TV sobre todo, pero también la radio con la edición del habla y el comentario popular, y aún los periódicos con la puesta en página del sentido común de los argumentos– construyen representación así: una para-representación, si se quiere. Una imagen (que se dice) “fiel” de "la gente".

Un índice funciona por contigüidad, representado la parte por el todo, conectando así, remitiendo, con una forma parcial de la presencia, con la materialidad y mucho con el cuerpo. Significa, representa "estando allí": de cuerpo presente en el espacio público, “los productores” con su ejercicio –exitoso por cierto, o al menos eficaz en relación a sus fines– de representar a "todo el campo" y de ahí a "toda la patria", lograron constituirse en un "índice" de toda la población (Así, “lo que le/nos pasa al campo es lo que nos pasa a todos”).

El gobierno comunicó con símbolos: esa clase de signos que conectan representante y representados a través de reglas y argumentos.

Lección posible de esta digresión semiótica: es probable que necesitemos desarrollar una acción política democrática con más íconos e índices. Los argumentos y la discursividad "racional" no alcanzan. Aclarando: quien escribe es un admirador confeso y celebra ampliamente lo que la capacidad de argumentación de la presidenta aporta a las posibilidades de la democracia y la política en esta etapa. (9) Lo mismo, dicho en otra clave: Buena plataforma ideológica, discurso impecable. Hace falta, sin embargo, construir al nivel de la hegemonía. El discurso gubernamental aporta al momento un excelente componente ideológico-discusivo. La ideología es lúcida, actúa arriba, en lo explícito. La hegemonía es pícara, y actúa al fondo. Y a fondo. (10) 5. Pistas de acción:

  • La ley de radiodifusión: es una próxima (empezó ya, en verdad, durante la secuencia del "campo", sin duda, y la tiñó sin explicitarse) batalla. Fundamental. Pero toda ley amerita sus "trampas": activar desde ahora lo que la ley –las reglas permiten– y un poco más. En términos de comunicación, permítasenos la licencia, todo es trampa. De manera que vale la lucha por la ley, siempre y cuando no se espere de ella más de lo que puede dar (11 ).
  • La necesidad de combinar una estrategia de comunicación de la política pública más amplia, con el fortalecimiento y la renovación del sistema de medios públicos y una estrategia compartida, amplia, multiactoral y explícita de comunicación.
  • En términos de circulación de discurso, información y representación, construir una interpretación más unificada, más rigurosa y más significativa de la etapa de la que se viene y de las posibilidades/implicancias de lo que está en juego en ésta y la próxima (12 ), y plasmarla en una estrategia comunicacional-formativa-de opinión-sensibilización amplia y de mediano y largo alcance.
  • Prioridad y urgencia de gestos y acciones (siendo el gesto la acción en cuerpo, interacción y cercanía con el mundo popular) que resignifiquen la acción de gobierno tocando la cotidianeidad popular. Desactivando esos nudos donde el malestar –por ejemplo el de los terratenientes– pudo conectar y conectarse con una cadena de situaciones, carencias, postergaciones y lejanías de la acción de gobierno respecto a las necesidades sentidas y urgentes de la mayoría de la población. Con un agregado: no se trata solamente de lo que “haga la presidenta” –importante, sin duda– sino de cómo “haga” esto la política pública y un elenco mayor de interlocutores con la opinión pública y la ciudadanía en general.
  • Hacer carne “la distribución de la riqueza”: gran cuña y logro de puesta en la agenda de los medios y en la agenda política más en general; buen saldo de este conflicto con el campo. Para no perderla, hacerla carne y toque, medidas y hechos, historia e implicancia, en múltiples discursos que puedan interpelar más y a más actores. Distribuir –aunque parcialmente– y que se sienta, para que tenga sentido y se sienta de qué se habla cuando se habla de distribución. Las medidas sobre las jubilaciones y el Consejo del Salario van claramente en esa dirección. Para completar esa “encarnación”, hace falta una “batería” que llegue al territorio, a sectores claves, a cuestiones clave (v.g.: los trenes).

A veces los verbos le dan sentido a los sustantivos (abstractos) y los hechos son las mejores palabras. Lo que se vive es lo que se comprende, y lo que se concreta y organiza lo que se espera. Sólo una distribución diferente de lo que se puede esperar (de las expectativas) es lo que puede sostener el sentido de una larga lucha que habrá que dar por otra distribución de la riqueza y otra matriz distributiva en el país. Si el discurso y la agenda habilitan la cuestión distributiva, excelente. Ahora bien, hay que jalonar con hechos y trayectos de hechos lo que el discurso habilita. Las palabras son cosas. Pero, a la hora de las disputas las cosas son palabras.

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

7. Nicolás Casullo, entre otros, ha publicado con mucho prematuro reflejo valiosas y adelantadas reflexiones sobre estos dispositivos mediáticos de construcción/mixtura de verdad-realidad-opinión.

8. Ver subnota sobre circuitos.

9. Con las debidas excepciones. Ver, por ejemplo, http://labarbarie.com.ar, http://artepolitica.com y otros...

10. Ver el artículo de José Pablo Feinmann, “El logos de Cristina”, en la contratapa del diario Página/12 del 30 de marzo de 2008. (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-101533-2008-03-30.html)

11. Como plantea Raymond Williams: “Porque la hegemonía supone la existencia de algo que es verdaderamente total, que no es meramente secundario y superestructural, como el débil sentido de la ideología, pero que es vivenciada con tal profundidad que satura a la sociedad con tal magnitud, y que, como lo expresó Gramsci, constituye incluso la sustancia y los límites del sentido común para la mayoría de las personas influenciadas por su oscilación, que corresponde mucho más claramente a la realidad de experiencia social que a cualquier noción derivada de la fórmula de base y superstructura”. Raymond Williams, “Base and Superstructure in Marxist Cultural Theory” en Problems in Materialism and Culture: Selected Essays, London, Verso, 1980, p. 37. Citado por John Higgins, Raymond Williams. Literature, marxism and cultural materialism, Routledge, London, 1999, p.113

12. En este sentido, un desafío es tomar, por ejemplo, los 21 Puntos para una Ley de Radiodifusión para la Democracia –que la Coalición homónima plantea para la nueva ley– y preguntarse, recorriéndolos, qué se puede hacer desde ya: más allá y más acá de la ley.

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

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PROXIMA ENTREGA: 17/10/2008

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09 octubre 2008

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 2 de 6

Ilustración: REP / Mural por el Bicentenario (detalle)

3. Un juego de combinación de campos

"Después" del conflicto con el campo quedaron en escena un conjunto de pistas y acciones que marcan la configuración de la conflictividad que nos espera en los próximos años en Argentina. Nos interesa poner la mirada en tres ámbitos: la intervención del Estado, la gestión de gobierno y la acción-articulación de los sectores populares (ámbitos que tienen zonas compartidas y otras no: las que nos interesan son las compartidas y, contra otras opciones, hemos afirmado con fuerza que no sólo las hay sino que además son las más fecundas en términos políticos que tenemos a la mano). Visto desde las zonas de conjunción de estos ámbitos, la posibilidad de intervenir en esa conflictividad de cara a la construcción de un poder social democrático –que sea factor de ampliación de la justicia social– encuentra brechas y límites que conviene analizar para ver qué tipo de acción desplegar: con ellos (con aquellos que, limitando, definen y habilitan) y sobre ellos (corriendo los límites, ampliando las brechas). Tres actores dominaron la escena en estos tiempos: "el campo", "el gobierno", "los medios" (5). Dos comentarios sobre esto. La crisis de 2001 se puede leer como un tramado de crisis distintas con sus propias dinámicas y enganches: una crisis de acumulación, una crisis de representatividad, una crisis de régimen (consensos-reglas de juego) (6). La dinámica 2003-2008 se puede leer como el desarrollo de las maneras de resolver-capitalizar el conjunto de las posibilidades y medidas tomadas para la salida de esas dinámicas de crisis y recomposición. Si uno mira los tres actores de la secuencia última de conflicto, puede ubicarlos como "saliendo" de esas tres dinámicas: "los productores" (como disparadores y catalizadores respecto a las disputas por el modelo de acumulación, sus modos y márgenes de ganancia); "el gobierno" (interviniendo para recomponer una doble legitimidad: de la acción gubernamental misma y de la intervención estatal, en el esfuerzo de recomponer la representatividad); y finalmente los medios (canales, "armas" y adalides de la construcción de consensos y sentidos comunes grandes, "ponedores" de reglas de juego).

Como en esos círculos concéntricos de cartón agarrados por un broche mariposa que se usan para determinar dietas y horóscopos, vale hacerse uno que tenga los tres actores y las tres dimensiones, y ponerlos a girar partiendo de esa posición inicial.

¿Dónde están los sectores populares en este juego? (podrá preguntarse) Respuesta tentativa: algo de eso es lo que se define en la dinámica de ese juego... de alguna manera en todos lados, siempre a ser construidos.

Sin duda, la acción de gobierno y del Estado marcó y marca en gran medida las posibilidades de la intervención-constitución política de los sectores populares como fuerza democrática en este panorama. Los otros dos actores juegan también –qué duda cabe– como limitantes y habilitantes para el reconocimiento y la capitalización, la identificación y la canalización de expectativas de los actores populares mediando su intervención en una u otra dirección.

Ese es el juego que está en juego, moviendo esos círculos, un trabajo de articulación al que sigue convocando la etapa. Se trata de pensar entonces cómo desde cada uno de los sub-campos (perdón) de los actores y dinámicas del conflicto se intenta procesar a los otros. Y cómo y en qué medida en las interacciones de cada uno de estos actores se abren márgenes para la construcción de una capacidad, un poder y unos proyectos (fuerza política, al fin) para profundizar la distribución, ampliar la democracia, hegemonizar un rumbo y perfil de sociedad.

Si se quiere completar "el jueguito", combinarlo con un tercer círculo, remitiendo a la cuestión de los desafíos de ampliar agendas, involucrar actores y multiplicar y articular arenas de debate que señalamos en “Bienvenido Conflicto”, el "jueguito" quedaría así...

***

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

5. Ver “Bienvenido conflicto”, disponible en www.ciudadania.org.ar.

6. Eduardo Basualdo, Sistema político y modelo de acumulación en la Argentina. Universidad Nacional de Quilmes Ediciones, FLACSO, IDEP. Buenos Aires, 2001.

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

PROXIMA ENTREGA: 14/10/2008

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07 octubre 2008

BIENVENIDOS LOS LÍMITES - 1 de 6

Los límites ya estaban. En todo caso, ahora es que los vemos, les prestamos atención. O: los límites, quizás, ya los veíamos. Ahora son otros los límites que vemos. Que sean útiles para construir lo que se quiera: que coincidan los mirados con los que son. También: poder ver la mirada que deja o no deja ver y hacer. Que se pueda recorrer con acciones el camino delimitado por los vistos y los que son.

1. Ventana / estructura

En varias oportunidades, ya desde 2001-2003, caracterizamos la etapa que vive el país desde la perspectiva de una "ventana de oportunidad" para la consolidación de una nueva experiencia societal, para abrir un nuevo ciclo después del largo período que va desde 1976 al 2001(1). Como toda ventana de oportunidad, planeábamos en el mismo argumento, por definición siempre se está cerrando. El señalamiento apunta a traer una mirada temporal e histórica, que demanda estrategias y también tácticas; y a la necesidad de atender a las acciones y los actores necesarios (las acciones que construyen actores, los actores que despliegan acciones) para capitalizarla políticamente. Una crítica, una posición algo diferente, nos ha planteado que la metáfora de la ventana “se queda chica”. Estaríamos ante (mucho) más que eso: ante un nuevo proyecto ya en curso, ya dado. Otro país (2). Puede ser. Hay que construir argumentos para sostener los compromisos, las arduas tareas, las posiciones que se asumen. Hay que decir la realidad para que sea. Entonces, preferimos decir: ante la posibilidad, las señales y la viabilidad de un proyecto. Las condiciones de posibilidad de un nuevo ciclo. Y hay señales y concreciones en esa dirección. Un poco de reconocimiento de lo parcial, de lo “en curso” y de las responsabilidades no descalifica a nadie. Por otra parte, el entusiasmo con la etapa debería convivir mejor con lo incompleto y con lo pendiente. Con los errores incluso. Están también los que dicen que hubo una ventana, pero ya pasó. Como en el film Despertares: fue bello mientras duró.

En todo caso, viendo el camino y asumiendo la parte de verdad de cada enfoque: en términos de oportunidades, aparece el desafío de pasar del momento ver-atravesar "la ventana", a una instancia donde de lo que se trata es de reconocer-detectar-sostener y articular una estructura de oportunidades (3). Y ver, además, la dimensión de estrategia que ha(n) de plasmar y viabilizar un(os) proyecto(s) en los escenarios que ésta construye sobre aquella trama de posibilidades. ***

2. Contundencia de los límites y exigencia de las proyecciones:

Ambas cuestiones vienen de la mano a la hora de pensar la realidad como campo de intervención y no sólo de expectación o interpretación. La dura tarea de encarnar y vivir la politicidad y la historicidad del momento –esquivando la tentación de los llorones y de la impolítica disfrazada de iluminación y pureza (cuando en realidad es simple miedo a la política), con coartada ya sea en la ideología del “todo o nada” o la mirada impresionista de un comunitarismo replegado sobre “lo que siente que pasa”–. Una secuencia ha quedado atrás. Tomando una –otra– metáfora del momento: en la "salida del infierno" hay, resulta que hay, dos cosas. Por un lado, el cancerbero, animal que vigila que nadie salga de allí (los cancerberos prefieren la zona de desastre, sólo saben actuar en medio de la catástrofe y se han amoldado a ella como identidad). Junto a los cancerberos, a metros de donde llega su cadena, hay algo más: los primeros pasos de todo eso que hay más allá de la frontera del infierno (y de otros lugares previsibles, el paraíso por ejemplo). Diríamos: la historia, sin más. El reino de los límites y las decisiones. El lugar donde logros y problemas son siempre parciales. El lugar donde los castigos no son pesadillas infinitas, sino que tienen actores efectivos y son consecuencias de decisiones. Más allá del edén y del abismo, lo que hay es la historia, el mundo y el desafío de la política real. Sitio de mediaciones y parcialidades, de contingencias que suponen decisiones. Mismamente, el lugar de la política. Nuestra historia allí donde es tiempo y lugar. Y es –puede, sólo puede– ser nuestra. El conflicto “del campo” terminó de indicarnos que estamos más allá de los límites del infierno. Y de paraíso alguno, por si alguien tenía dudas. Bienvenidos los límites. Sólo en y con ellos es que es posible tomar decisiones, y que las decisiones sean tales. Son trabajosos: exigen el sudor de la frente. ¿Podía ser de otra manera? Los límites de la conflictividad y la conflictividad de los límites: marco propicio para sostener el desafío de hacer política para abrir, sostener y construir una nueva etapa en la historia política del país. Desde los sectores populares, desde el estado democrático, desde un “nosotros” que siendo también él histórico –fruto de decisiones y contingente, inasible en cierto punto– nos invita a pensar-hacer-decidir. (4) No basta, sin embargo, pontificar respecto a la existencia o emergencia de límites. Como realismo, es pobre también. Y como orientación para la acción, sería obvio si no fuera que nuestra memoria política está tan agobiada y fermentada de años de “resistencia” o “indiferencia”. Vaya entonces, un panorama de estos límites, de lo-que-delimitan, y de las posibles y trabajosas bienvenidas que ameritan.

***

Néstor Borri / nestorborri@nuevatierra.org.ar *

* Coordinador del Colectivo Ciudadanía. Director de Formación del Centro Nueva Tierra.

1. Lo caracterización no es original. Pero tampoco anecdótica. Por dos motivos. Desde muchos sectores se ha insistido en que o bien nos encontramos “en la misma secuencia de los ’90, con un neoliberalismo –y su modelo y actores– persistente”; o bien que estamos ante una nueva etapa, sin más, sin –justamente– límites a la vista. Las explicaciones sobre las condiciones, orígenes y responsables de esta “ventana” también difieren y condicionan los posicionamientos políticos de diferentes actores.

2. Como se comprenderá, esta posición nos llega de actores más comprometidos, “jugados” o protagonizando la gestión gubernamental.

3. Sobre la noción de estructura de oportunidades, ver los trabajos de Doug McAdam, John D. McCarthy, Mayer N. Zald en Movimientos sociales: perspectivas comparadas. Oportunidades políticas, estructuras de movilización y marcos interpretativos culturales. Ediciones Istmo, España, 1999.

4. Desde dónde y quiénes (cuál “nosotros”) se sostienen los proyectos políticos, son preguntas que se refuerzan al encontrarse con los límites. En el borde de una situación de catástrofe, el dónde –y la dirección a seguir– están dados por la catástrofe. Entonces, el “nosotros” es…: “todos queremos salir”. El precio de alejarse de una pesadilla es que tales claridades quedan suspendidas, supeditadas a su construcción.

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PROXIMA ENTREGA: 9/10/2008

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