06 mayo 2010

Kioscos, guetos y corrales 1

para interrogar las construcciones políticas y la acción colectiva en la etapa actual de argentina y américa latina
Kioscos, guetos y corrales
Parte 1 de 6: Abrir los debates
Esta serie de envíos pone en escena lo que se viene haciendo, reflexionando y discutiendo a nivel nacional en el marco del Colectivo Ciudadanía (www.colectivociudadania.org.ar). Los textos en cuestión son producto de ese trabajo y parten de una elaboración interna que decidimos abrir a un público más amplio. Son planteos "en camino", para ser discutidos, y, a la vez, puntos que se preguntan especialmente por la construcción colectiva en ámbitos, espacios y frentes diversos pero con referencias comunes. Esperamos sus aportes y comentarios para seguir ampliando las apuestas y los debates.
Ilustración: Sebastián Prevotel

Todo lo que en distintos espacios y junto con distintos actores (sociales, estatales, partidarios) venimos trabajando, reflexionando y asumiendo tiene valor, pero al mismo tiempo es insuficiente para el tipo de desafíos que plantea esta etapa. El esquema que necesitamos se dibuja ahí en la diferencia, el recorte, entre lo que ya tenemos asumido y la interrogación de las propias estrategias, en su planteo y sus consecuencias.

Hay núcleos duros y “papas calientes” para los debates, pero sobre todo para las intervenciones. Tienen que ver con los temas significativos, pero también, más conveniente quizás, con los hechos y experiencia concretas de sectores sociales. Los logros –también los problemas– que están pendientes de “ser puestos en significación”. Dicho en un lenguaje a lo mejor un poco antigua: hay que estructurar las discusiones “en la base”, en lo micro, en lo capilar; y ordenarlas y sintetizarlas en , por lo menos, un nivel intermedio. Ejemplos: La asignación universal por hijo; la inflación y el consumo interno; el trabajo informal y los salarios; la estructuración, la llegada y los efectos de las políticas sociales actuales…

Para la construcción colectiva en esta etapa, en los debates –y también los combates, los necesarios y pendientes y los que están en marcha– nos encontramos con el desafío de replantearnos los esquemas, aún más que los contenidos.

Los esquemas: Quién discute con quién sobre qué cosas, con qué consecuencias. Quiénes están dentro y quiénes están fuera de los debates; cuáles son los foros de debate. Podemos ver esto analizado nuestra propia situación y trayectoria: en que medida en los últimos años nos hemos sentido más dentro o más fuera de los debates. También, viendo un mapa de actores –propio o general– se hace necesario revisar en qué medida están presentes uno u otros actores respecto a unos u otros debates. (Y ver sobre todo los ausentes. Pero, además los que sin intervenir aparentemente en los debates, generan consecuencias. O bien son poderes fácticos o actores con ese tipo de poder: No necesitan debatir y sobre todo no necesitan debatir en lo público para generar consecuencias. O bien son actores democráticos que también generan consecuencias –singificativas, que tienen sentido– más allá del “centro de la escena”.) En qué medida nosotros contribuimos al empobrecimiento o el enriquecimiento del agora –la arena de los debates–, la que traduce y conecta lo público y lo privado. ¿Cuáles son las “agoras” en nuestros escenarios sociales y políticos? Para la ciudadanía común, los vecinos, las organizaciones, las instituciones intermedias…

“Hay confusión”, se dice. La aseveración hace referencia a la esfera pública, que está atravesada por una gran complejidad y territorios bastante ambiguos. Lo vemos en la dinámica de los medios, la acción de las dirigencias, el devenir de los sectores organizados de la sociedad. Frente a esto, un paso “cero” para el abordaje es asumir que no se puede esperar que en sociedades complejas como la nuestra los escenarios y posibilidades de intervención, de poner una palabra y actuar con consecuencias, sean “claros”. Tal cosa es una fantasía y su persistencia en el imaginario colectivo beneficia a unos pocos.

La dinámica de los debates y los entuertos parlamentarios a nivel nacional son un buen ejemplo de este escenario “público”. Pero, sin embargo, no son el único escenario. Cabe platearse la posibilidad de que haya una zona social que todavía no encuentra una expresión consistente en el debate d e la política y en particular de las políticas públicas. (Algo en ese sentido señaló la presidenta diciendo que “se puede ser mayoría parlamentaria sin ser mayoría social”. Hay que plantear el mismo debate visto desde la sociedad y desde los sectores populares, y desde ahí ver qué sucede que no aparecen instituciones u organizaciones –dirigentes, instancias– que puedan generar una mejor síntesis de estos sectores que tienen pendiente un poder que construir.) Un desafío: pensar esto en el mediano-largo plazo, como construcción no coyuntural, pero al mismo tiempo con fuerte asentamiento en el debate presente.

Hay debates en los que está en juego que tipo de país y de felicidad, de presente y de futuro, pueden hacerse efectivos. Tienen sus lógicas, sus arenas y sus núcleos duros. Una tarea: Apostar a los debates de la coyuntura sin quedarse en lo coyuntural o en las fantasías que ofrecen los corralitos de pensamiento y acción que hoy tenemos como sociedad. Es labor que se plasma de diferente modo y con diferentes “costos” para cada actor. Para los que tienen vocación por la construcción de fuerza social y política en pos de un proyecto de justicia social que convoque a bastos sectores hay una pregunta que está en el menú del día: ¿Es el mismo tipo de debate el que hay que mantener con las dirigencias y los organizados (la “militancia”, los “convencidos”) que aquel a dar con el resto de la sociedad?

Si no: ¿Cómo se viabiliza algo diferente? ¿Cómo se detectan e interpelan interlocutores más amplios pero no por eso menos concretos? Si : ¿Con qué tipo de mediciones puede lograse? ¿Acaso no hay otras posibilidades en nuestro repertorio? ¿Cómo ver consecuencias concretas de esto? ¿Hay algún ejemplo o pista que tengamos, presente o pasada, de ejercicio de llagar a actores a los que no se llegaba, de ampliar la inclusión? ¿Cómo trabajar colectivamente mas allá de lo institucionalizado y de lo(s) organizado(s)?

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