25 febrero 2011

Horacio Gonzalez en 10 partes 9/10


Se refería a los años ´70 como un momento de luto y de sangre, pero hay toda una serie de intelectuales y figuras políticas que en ese entonces hicieron una determinada interpretación del peronismo y hoy confluyen respecto de lo que son las encrucijadas más importantes del presente en los mismos grupos y espacios, es decir, ¿Hay algo del pensamiento y las interpretaciones de aquel entonces que persiste?
Es lo que uno habitualmente considera un legado, es muy difícil hacer política sin estar dentro de un legado. Por eso lo que yo digo sobre el peronismo es muy desmesurado. El peronismo es un fuerte legado. Lo que yo reclamo del peronismo y de los que tenemos una memoria en el peronismo es que no aparezca un cierre litúrgico. Es decir, que este legado de ciertas palabras, conceptos, emblemas y heráldicas terminen cerrando la capacidad de análisis de los legados nuevos. Y para eso nada mejor que acudir a lo que siempre fue el propio desarrollo del peronismo, mirar lo otro. En el ´45 fue así. Los grandes conductores del peronismo e incluso la experiencia del ´83 también a pesar de que no supo resolver ahí la capacidad de incorporar problemas nuevos y lenguajes nuevos. Por eso Alfonsín lo supo, y hay que mirar con mucha atención la experiencia de Alfonsín y yo no soy de los que esté de acuerdo en no tomar esa experiencia como una experiencia interesante. No podemos tener concepciones binarias, de capilla, de pequeñas trincheras. El alfonsinismo tocó temas que fueron los temas que renunció a tomar el peronismo pudiéndolos haber tomado, por lo tanto hay una vecindad dramática con el alfonsinismo. Y después con las izquierdas también. No se puede discutir tontamente con las izquierdas, esto es, con prejuicios, ni digamos con macarthismo, que lo hay y mucho. Porque la izquierda es una savia nutritiva de la vida política. Si uno no sabe que hacer, mejor ser de izquierda. Sin embargo, pensemos en Argentina, la memoria de la izquierda, que tiene muchos fracasos encima y mucha desolación, tiene que conjugarse con cierto realismo, pero no puede ser un realismo grosero de aceptar cualquier cosa. Cierto realismo es: la aceptación de símbolos populares, de lenguajes populares, formas que pueden no gustarnos pero con las cuales tratamos, en relación a los políticos, lo mismo, pueden no gustarnos pero con los cuales tratamos. Esto no quiere decir un mero realismo, quiere decir que sin dejar de pensar en un hilo conductor de las izquierdas en el siglo XX, en este momento esto debe ser interrogado a la luz de los movimientos populares y las viejas banderas que sí mantuvo la izquierda.
En este sentido yo me guío por la expresión de John William Cooke, en el sentido de que las grandes transformaciones llevan distintos nombres y tienen los nombres que les dan las coyunturas. Estamos en un momento en el que hay cierta vacilación sobre los nombres, que tienen una carga problemática en todos los casos. Decir izquierda tiene su carga problemática, socialismo tiene su carga problemática. Hay ciertos momentos en que el nombre aparece trastocado o puesto en otro tipo de identidad, el peronismo por ejemplo, y ahí, y esa es la tesis de Cooke, se recogían, en un plano no menos importante pero sin el nombre propio, las tradiciones de izquierda. Hoy ocurre algo de ese rango teórico. El kirchnerismo tiene que estar presente en las tradiciones de izquierda, no necesariamente con ese nombre. ¿Qué es el nombre del kirchnerismo? Es el apellido de una persona o Perón, no explica lo hondo sino el nombre de una persona.
Marxismo también es el nombre de una persona aunque tiene más connotaciones teóricas. Izquierda viene de la Revolución Francesa, o quizás antes, es una expresión más bien parlamentaria y que significa que la historia va por el lado más exigente, más áspero, ética digamos. Si mantuviéramos ese criterio, diría tradiciones críticas vinculadas a la memoria de la izquierda. No tiene por qué hablarse en esos términos. La discusión con los grupos más ortodoxos de la izquierda es una discusión interesante, es una discusión sobre el uso de ciertas palabras y el efecto que puedan tener. Hay efectos de izquierda sin palabras de izquierda y palabras de izquierda que no tienen efectos de izquierda, problemática que trató John William Cooke en su momento.

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