10 diciembre 2010

1. Tiempos, historias, historia

(Cada uno de estos fragmentos pertence a la nota completa que está acá, desarrollada en 10 puntos. En un intento de alivianar el equipaje y reconocer los tiempos de desafío que nos invitan. Néstor Borri- Fernando Larrambebere)


Los tiempos intensos, los tiempos de politización, los tiempos que se vuelven historia, son, siempre,  tiempos de recapitulación.
En la densidad del presente  se convocan ciclos diversos y  largas memorias.

Así es cuando, a la inversa de lo que indica la habitual  fórmula “la organización vence al tiempo”, resulta que la historia desorganiza lo organizado.
O sea:   la historia viene , y desorganiza el mero tiempo.
En lo imprevisto, lo antes considerado imposible – lo imposible quees el terreno de la política- el mero tiempo da paso a la historia con su ritmo desacomodado. Tiempo se torna, pero de decisiones. Tiempos originales: ahí mismo donde la tendencia mercantil a confundir lo original con lo novedoso, cede y lo original es lo que da origen, lo que origina y lo que genera, ahí mismo es que hay historia.

Momentos que llaman a las decisiones, a optar, a tomar partido.
Momentos, también, donde  se exige y a la vez es posible ver todo lo que hay como frutos de decisiones. De intervenciones concretas más o menos explicitas o visibles, pero siempre alli. Nervadura de poder y de decisiones , de puja y resolución. Fuerza creadora que se plasmó realidad.
Momentos donde la mirada se politiza y ve de otro modo: indaga, pregunta, desafía. Ve el origen, y por eso se encamina a poder originar. A generar. Por eso es tiempo de generación.

Sucede pocas veces. Una y otra vez, sí, pero de manera lacunar.
Todo es político. Pero muy de vez en cuando, es posible la política: es posible lo imposible.
Cuando la historia vence  a la organización,  a lo congelado, a lo dado.
Entonces, el tiempo deja de transcurrir y sucede otra cosa: la historia abunda, con una contundente sutiliza. Y, en vez de suceder, invita.

Invita.
Como, de vez en cuando, la vida.

Tiempos así vivimos.

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