14 diciembre 2010

5. Ciudadanía 2


(Cada uno de estos fragmentos pertence a la nota completa que está acá, desarrollada en 10 puntos. En un intento de alivianar el equipaje y reconocer los tiempos de desafío que nos invitan. Néstor Borri- Fernando Larrambebere)

5. Ciudadanía 2

En un momento de los procesos de formación, fuimos llegando a una definición propia de ciudadanía.
Con dos partes: una que planteaba  sacar a la ciudadanía de su corralito normativo y entender y proponer una ciudadanía-conflicto. Qué difícil resultó  Y que difícil resulta todavía.
La tendencia a pensar la ciudadanía prolija, la  acomodación en las ciudadanías menores, el acostumbramiento a las micro-ciudadanías – la apología de la diferencia, la exacerbación de lo pequeño, lo local y lo propio, la diversidad coartada de la desigualdad.
Difícil fue remontar esas discusiones.
Porque  incluso había – ¡y hay!- que discutir con los que insisten una y otra vez con la perspectiva de derechos: ciudadanía entrampada entre la declaración recurrente y el reclamo repetición.

La otra definición era más una operación de interpretación, o una interpretación operativa de qué es ser ciudadano.
La formulamos así: ciudadanía se define en relación a “quién le puede decir qué a quién en que circunstancias y con qué consecuencias”. Toma de la palabra, enfrentar las relaciones de poder, romper los silencios. Polémica: la otra raíz, no por nada negada, de política. No sólo la cómoda pólis: también – sobre todo- la imprudente pólemos. Polémica, debate. No sólo diálogo. Un poco de diábolo, por qué no.

“Quién le puede decir qué a quién en que circunstancias y con qué consecuencias” y la realidad o, mejor que eso, lo real, nos sorprendió. Para bien.

Es que hubo dos “plantadas” interesantes y que es bueno, aleccionador y alentador leer en espejo, en relación, conectadas. Poder comprenderlas. Porque son conversaciones conectadas. Polifonía de la misma conversación.
Por un lado, el hecho de que un gobierno le dijera a los poderes fácticos“acá hay un límite”. Que se les plantara. La lista es conocida: al FMI, al ALCA, a los países centrales, a los que decían que no se podía hacer nada con la deuda, a los empresarios, al agronegocio concentrado, a las fuerzas armadas, a los medios de comunicación. Plantada que por otro lado fue y es “interrupción”: de lo dado, de lo fáctico, justamente.

Como contrapartida,  ya no en la plaza de que se vayan todos, sino en la sede misma del gobierno, en la Casa Rosada, en presencia y visto también a través de todos los medios de comunicación, cientos  y miles de ciudadanos se acercaron a decirles gracias y fuerza a dos presidentes de la nación. De la Nación aquella que fuera la del “que se vayan todos”. Estos, mucho más que algunos, mucho mas que muchos, vinieron a decir otra cosa.  Y otra cosa se escuchó.

Quien le pudo decir qué  a quién, en que circunstancias, con qué consecuencias. Ciudadanía. Reconocimiento  y compromiso. Las consecuencias del alivio y los quiénes del compromiso
Rumbo abierto; abanico de consecuencias. Ya no unanimidad. Habla la plaza. Política.

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