Cancerberos conversacionales
Los emblemas de la frontera que no se cruza
[parte 2]
3
Esto sucede en diferentes versiones, todas las cuales generan efectos similares a partir de un mismo esquema básico (esquema básico que, al proponer y ponderar un enfrentamiento, satisface la idea de alguna contradicción, pero evita que se efectivice en una propuesta de esta que pueda sostener algún cambio).
El esquema, entonces, es fallido, a veces perverso, pero tiene su propia eficacia.
Sin embargo, además de trastocar los términos, los polos, transforma un enfrentamiento en un binarismo y distorsiona el trazado de los límites, los campos –de pertenencia, de comprensión, de ubicación de los propios esfuerzos, de fuerza– que define.
Algunas versiones básicas y recurrentes de este esquema, que es una topografía y una topología de la sociedad/realidad, son:
- Dos semicírculos que oponen sociedad civil y estado. Detrás, o en diagonal a este, el mismo esquema oponiendo “poderosos” con oprimidos: este borra, paradójicamente, en el mismo momento en que muestra, los mecanismos de subordinación y las ¿evidentes? complicidades y complejidades, los desplazamientos y la cadena que se da entre actores sociales cuando circula el poder.
- Una versión más amplia y generalizarte, con mayores niveles de abstracción –y por eso mismo con mucha capacidad de actuar como “caja negra”–: un mecanismo que se plantea en un flujo, pero eximiéndonos de la explicación de qué contiene dentro, dispensando de razonamientos precisos e implicantes, de tareas efectivas y viables. Es la versión que pone en uno de sus campos al “sistema”, dejando en el otro o bien un difuso “nosotros”, “las víctimas “o, sencillamente “lo demás”.
Autor: Néstor Borri
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