Los
jóvenes, lo colectivo y los rumbos del país:
Juventud y Patria forman una pareja cuyas
resonancias nos interpelan en este tiempo. Atravesando los
bicentenarios latinoamericanos, y en el ínterin que va de la conmemoración de
la Revolución de Mayo al aniversario de la declaración de la independencia argentina,
encontramos una oportunidad: proponer a un colectivo de actores, y proponernos
a nosotros mismos, un ciclo de reflexión sobre la juventud y su encuentro con
lo colectivo y la política.
El horizonte de felicidad
colectiva, cuya oportunidad se presenta ante nosotros, tiene y tendrá sentido
en la medida en que seamos capaces de pronunciar palabras que sostengan
nuestras decisiones.
Lo dirigimos a los jóvenes y a todos, en la
medida en que a todos se nos abre la posibilidad de ser generación. Por
eso diseñamos la iniciativa de reflexión J2016, con la intención de circular
una serie de materiales e insumos sobre estos temas.
Ahora, en esta semana de la independencia,
elaboramos estos disparadores, que proponemos trabajar y debatir a
lo largo de los próximos meses.
La invitación entonces, es a recorrer 16
claves en torno a los jóvenes, lo colectivo y proyecto de país.Una serie de entradas posibles. Aún parciales, iniciales, en construcción y, seguramente,
por completar. Ejes discutibles y para discutir en las organizaciones y
realidades que, como sociedad en general y jóvenes en particular, vivimos y nos
atraviesan.
Los jóvenes, lo colectivo y las distintas
maneras de vivir lo público, lo político y lo democrático, nos presentan el
desafío de interpretar en qué y cómo aparece lo específico de la
juventud en temas centrales y estructurales para el conjunto de la sociedad.
Intentan ser recorridos en tiempo presente,
pero tensionando el tiempo. Con perspectiva histórica y construcción de
porvenir. Con mirada que apueste a complejizar tanto como a posibilitar la
acción. Invitando, entusiasmando y responsabilizando a la vez.
1
En la etapa actual de la Argentina, los espacios
de construcción colectiva -mediaciones organizativas, identitarias,
de pertenencia, de participación, de trabajo conjunto, de articulación- están atravesados, traccionados, interpelados
por la disputa en torno a la igualdad en el país y en Latinoamérica. Los
jóvenes en su conjunto tienen un lugar, algo que decir, tareas para hacer,
propuestas para encaminar, en esta pelea que los interpela como protagonistas, implicados
y testigos de un nuevo ciclo histórico.
2
Lo colectivo como tarea, la
aventura de asumir junto a otros compromisos y responsabilidades en la
concreción de un proyecto de país con igualdad e inclusión, se constituye en
cada momento de la historia, cuando hombres y mujeres toman la decisión de asumirse
parte e involucrarse en conflictos
centrales para la vida de todos. A
dos siglos de la independencia de nuestra patria se nos presenta el desafío de reconocernos
en el largo camino de actualización y consolidación de esa libertad inicial.
Hoy más que nunca, la efectivización de la nuestra independencia, la construcción
colectiva de nuestros propios senderos, leyes y destino, se juega en la
profundización de la igualdad en términos concretos y materiales, de justicia
social. La historia invita a todos y, especialmente, a los jóvenes a
reconocerse como actores y (re)creadores de las condiciones políticas para el
avance de los derechos, la participación y la vida de los sectores populares en
nuestro país.
El rol histórico de la
juventud y sus desafíos, no se remontan tan sólo a una mirada sobre la historia
como “lo pasado”; suponen la construcción acá y ahora de los actores y las
decisiones que definirán el porvenir y la felicidad de nuestro pueblo.
3
Los jóvenes son protagonistas
directos de los cambios y transformaciones que hoy vivimos como país. Desde la organización,
la militancia, la participación pero también -y sobre todo- desde su día a día y su condición de
ciudadanos. La proyección de los logros de esta etapa y la realización de
nuevas conquistas supone, en buena medida, que las grandes mayorías, jalonadas
por sus jóvenes generaciones que hoy están animándose al compromiso público y
político, puedan mantenerse de pie y salir adelante.
4
El miedo es y ha sido en
nuestro país, un mecanismo de disciplinamiento para las mayorías muy efectivo y
penetrante: miedo a la muerte, miedo a la inflación, miedo al desempleo, miedo
a la política, miedo a la inseguridad. Hoy, desde distintos lugares y tribunas
(articulados de manera central por los medios de comunicación concentrados) se vuelcan
todos estos miedos, no exclusiva pero si especialmente, en la figura de los
jóvenes vinculados a los sectores populares y a la política. Es necesario
proponer un imaginario diferente que también supere las versiones “populares” o
reaccionarias que plantean una idea de los jóvenes como un sector aparte de la
sociedad (ya sea desde la lógica del enfrentamiento y la exclusión o desde el
reconocimiento identitario).
5
Las grandes etapas
históricas de nuestro país pueden leerse como momentos de tensión y disputa entre
el miedo que se trata de imponer para allanar el camino a un modelo de país
para pocos y la participación de las mayorías populares para ampliar y sostener
la democracia. En cada capítulo, se crearon actores, modos de organizarse,
formas de movilización. En esa genealogía de la participación y la lucha por la
democracia en Argentina, la juventud ha tenido un lugar fundamental en cada período.
Los jóvenes siempre han sido, además, un sector atacado y vulnerado porque son
también, el grupo con más posibilidades, tiempo, energía y resto par dar
batalla.
6
Por todo esto, en Argentina
y América Latina ser joven hoy es, más que nunca, estar de ida, en la propia vida y como miembro de la sociedad y sus
colectivos. Implica atravesar, aprovechar, disfrutar un margen de tiempo que la
sociedad provee y el estado debe garantizar para asumir, en las propias manos,
las decisiones que llevan a la madurez y la vida adulta.
7
Las organizaciones son un
momento en la vida de los jóvenes y de la sociedad, que supone encarar junto
con otros, las decisiones fundamentales para la defensa de los derechos y el
ejercicio pleno de la ciudadanía. Organización y participación definen los
rumbos de lo colectivo. Las organizaciones expresan lo colectivo: maneras de
encontrarse y reconocerse en lo común. Con una misma identidad y proyectos
compartidos, problemas comunes y potencialidades aunadas. Creando organización
se organiza la creación nuevas posibilidades. Por eso las organizaciones son
canales e interlocutores de las políticas públicas y el protagonismo público y
político de los jóvenes.
8
Reclamos y reivindicaciones
históricas hoy adquieren carnadura y canalización en torno a decisiones
políticas y presencia pública del estado; que reconoce, de manera abierta y en
camino, la agencia histórica de los jóvenes. Las condiciones políticas del
momento brindan un lugar central a los jóvenes, al tiempo que exigen de parte
de éstos asumir la responsabilidad y la invitación a formar parte de la adultez
política de un país.
9
Las oportunidades históricas
que hoy vivimos como sociedad son fruto de logros y luchas anteriores. Toda una
generación de argentinos ha nacido y crece con conquistas democráticas y
populares consumadas (teniendo más cercanía la serie que va desde la reapertura
democrática hasta los logros más recientes en el plano social y laboral,
pasando por las políticas de estado en torno a los derechos humanos) que si
bien son parciales, en muchos casos marcan pisos para nuevas concreciones. Buena
parte de la tarea política y formación de nuevas generaciones de dirigentes
supone reconocer los avances de este tiempo y logros de periodos anteriores
(hoy naturalizados) como una construcción política a defender, apropiar y
profundizar. Un devenir histórico en el cual los jóvenes de esta etapa están
llamados a intervenir y dejar su huella dando forma a una memoria de la
justicia social y la felicidad colectiva en nuestro país.
10
La experiencia de interpretar la realidad, de crear marcos para tomar
decisiones en la vida personal y colectiva, han marcando gran parte del
trayecto biográfico de cada uno y de nuestras organizaciones, con el componente
primordial de sobrevivencia: apenas aguantar. En términos de acción colectiva,
tenemos hoy, como conjunto, el desafío
construir elementos, capacidad y posibilidad de sobre-con-vivir: vivir y algo más que vivir. La camada de jóvenes
que hoy ingresa a la política y a espacios de participación es fruto de tiempos
de avances. En sus hombros, no recae -necesariamente- el peso de
imaginarios y repertorios resistenciales y de repliegue de etapas anteriores.
Tienen otras herramientas y traen al ruedo nuevos repertorios y nuevas formas
de apropiarse de los heredados.
11
Esta realidad invita a poner
de manera especial la mirada a los modos de estar juntos, encontrarse, reconocerse,
actuar y dar respuesta que son propios de los jóvenes pero que no
necesariamente tienen que ver con el mundo de las organizaciones sociales,
políticas y culturales. Estar atentos al
ancho mundo más allá de las organizaciones y los organizados. La participación
y militancia de los jóvenes no agota la tarea política de construir un
reconocimiento colectivo que incluya a las mayorías de jóvenes en tanto
ciudadanos y trabajadores.
12
El estado y el trabajo
vuelven a tener una presencia significativa y conflictiva en la sociedad
argentina. Esta dupla clave para la constitución de la ciudadanía de los
sectores populares, plantea una propuesta de inclusión específica (limitada y
mejorable) para la juventud a través del empleo y el salario. El mercado también
ofrece a los jóvenes un tipo de inclusión, pero que tiene como costo la
vulneración de derechos y el deterioro de la igualdad. Los jóvenes tienen presente y la sociedad tiene futuro en la medida en
que la relación entre estado y trabajo se fortalezca garantizando que el
perfil económico productivo con eje en la industrialización incluya a los
jóvenes en pleno ejercicio de sus derechos y su dignidad como trabajadores.
13
El
conjunto de las políticas públicas de trabajo, educación, recreación, salud, cultura
e inclusión social impactan de manera cotidiana y directa en la vida de los
jóvenes y sus derechos. Las políticas de juventud con mirada integral e
integradora, cumplen un papel fundamental en este escenario y aportan, desde
una mirada transversal, a la constitución de los actores y de la fuerza
colectiva para ir por más.
Así mismo, políticas de inclusión (y el componente inclusivo de cada una de
las áreas de política listadas) son espacio privilegiado para construir
inclusión política. El interrogante central es cómo los mecanismos y medidas de
inclusión y reconocimiento se traducen en fuerza política para sostener y
proyectar los derechos. Los jóvenes y sus formas de organizarse y estar juntos
tienen una parte importante en esa historia.
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Políticas
de juventud en general, espacios de formación, instancias de promoción de la
organización y participación juvenil, tienen el desafío de asumir la
centralidad del derecho de los jóvenes de sectores populares al placer, el
disfrute y la diversión. Frente a discursos que condenan el goce y la evasión
en nombre del esfuerzo o el mérito, frente a las soluciones por derecha al
cuestión de las drogas y adicciones, es necesario generar propuestas de
inclusión juvenil que comprendan la importancia del placer y el tiempo libre
como estructurantes de la identidad y subjetividad humana. Está en juego -y
toca de cerca a todos los actores de la arena pública y política- la generación
de políticas públicas para que este derecho pueda ser ejercido y vivido sin
poner en riesgo la propia vida.
15
Vivimos tiempos de apuestas
para América Latina como pueblo y como región estratégica en el nuevo escenario
mundial. Es necesaria una integración desde lo económico, lo social, lo
político y lo cultural que promueva el desarrollo de nuestros países y
garantice para los jóvenes, la inclusión a través del trabajo y el salario,
como condición para la constitución de una ciudadanía regional.
16
En este país y este continente, en este momento
de la historia que invita al compromiso y a la disputa por mayor justicia
social, los jóvenes son, acá y ahora, el plus
de entusiasmo con el que la sociedad cuenta para salir adelante. Su dignidad,
la consolidación de sus derechos y su acceso a la vida colectiva, influyen de
distintas maneras en ampliación márgenes para la proyección del desarrollo como
nación. No se trata del patrimonio exclusivo de una edad o un sector, si no de
un proceso sociocultural de resonancias políticas que nos involucra a todos. Es
fundamental sostener el entusiasmo y convertirlo en concreciones; construir los
actores para dar las batallas, celebrar los derechos conquistados e ir por más.
La igualdad de todos y la felicidad de las mayorías están en juego. Una parte
importante del resultado de este partido depende de la posibilidad de los
jóvenes de jugar salir a la cancha.
A lo largo de las próximas
semanas, en el Facebook de J2016 y
por esta vía mail, los invitamos a reflexionar conjuntamente cada uno de estos
puntos.
Desde MAPAS iremos
proponiendo aportes y elementos de referentes de diversos ámbitos para construir
esta reflexión colectivamente.
Los interesados en más
información pueden escribir a mapas@mapas.org.ar o entrá a j2016.mapas.org.ar
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